Un país, dos culturas

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

No alcanza con mirar atrás para ver la misma historia mientras el mundo cambia en forma frenética.

 

El actual gobierno es un claro ejemplo de atraso del reloj en todos los campos. La ineptitud y la falta de imaginación al poder.

 

Los inquilinos de la Casa Rosada y del Congreso no tienen el más mínimo sentido común de observar la realidad tal cual es y de imaginar un futuro inmediato, que no es una proeza mental, sino la base mínima sobre el cual se asienta la razonabilidad. Se niegan a emular y/o replicar en parte las ideas que han probado ser exitosas y que son necesarias para el país.

 

Se vive de la nostalgia, del paleolítico, como si en eso se hallaran explicaciones a nuestra marginación de un mundo que no se detiene y evoluciona.

 

El mundo avanza hacia nuevos paradigmas donde la tecnología y el conocimiento se imponen, en donde los países se dividen en democracias sólidas, con instituciones que funcionan, y en aquellos cuyas democracias están ausentes o en vías de desmoronarse.

 

El nuestro es un país con muletas, aunque tenemos todo para caminar por nuestros propios medios. Sin embargo, insistimos en parecernos a los países más impresentables o, al menos, mantener relaciones carnales con ellos.

 

Si aplicáramos una lupa a la sociedad, como si estuviéramos en un inmenso laboratorio, podríamos dictaminar con precisión la evidencia de dos culturas en pugna. Una demócrata, que aspira a una República y, por ende, a la vigencia de sus instituciones, al diálogo, al desarrollo y al progreso.

 

Y la otra cultura, o anticultura, que es la que practica el gobierno, cuyo lema o divisa es la de Abraham Maslow: “Para el que tiene solamente un martillo como instrumento, todo lo que ve se parece a un clavo”.

Escribir comentario

Comentarios: 0