Extorsión, el camino que conduce al éxito

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

La lógica del proceder de EEUU en materia de secuestros y rescates fue expuesta ya hace varios años de manera contundente por el subsecretario en asuntos de terrorismo e inteligencia financiera del Departamento del Tesoro, David Cohen en 2012. “El pago de rescates conduce a futuros secuestros, y futuros secuestros llevan a pagos adicionales de rescates. Y todo ello crea la capacidad de organizaciones terroristas de ejecutar ataques –dijo–. Debemos encontrar una forma de romper el círculo. Negarse a pagar rescates o a hacer otras concesiones a terroristas es, claramente, la forma más segura de romper dicho círculo, porque si los secuestradores no son capaces de conseguir lo que quieren tendrán un motivo de peso para dejar de tomar rehenes”.

 

En la Argentina, nos hemos acostumbrado a negociar con secuestradores y lo peor de todo, a pagar una y otra vez los rescates que los terroristas van exigiendo. Este último mes, fue tal vez el ejemplo más claro de cuánto daño es capaz de generar esta acostumbrada actitud, de negociar con extorsionadores. Cómo es posible que no exista ningún método que solucione los problemas, que no sea caer en el contínuo secuestro y extorsión que un paro significa? Y seamos claros, hablamos de secuestro y extorsión, porque aquí no hay elección de trabajar o no trabajar, toman las rutas, se adueñan de la libertad ajena y nadie hace absolutamente nada. Estado, ausente con aviso, justicia, panqueque con aviso. Sindicatos, todos acomodaticios según bandera política, arreglo, coima y cuanto método cuasi delictivo exista a la vista.

 

Repasemos: durante casi 20 días, los puertos permanecieron cerrados porque extorsivamente así lo decidieron aceiteros y recibidores, poniendo en jaque la soberanía exportadora de granos de un país. Un país, fundido y recontrafundido, dándose el lujo de que barcos peguen la vuelta, se pague fortunas en estadías y la cadena de pagos que ya viene por la banquina, vuelque. El estado? Nada, silencio absoluto. Moyano? Nada, un mercenario acomodaticio.

 

Pasados esos 20 días y pagado el secuestro correspondiente –invitamos a quienes gusten buscar las cifras que se le deberán pagar a un recibidor de granos, cada uno evaluará que es mucho y que es poco, no es el objetivo de esta columna -, un nuevo grupo cuasi terrorista, toma todas las rutas y sin que el resto de los camioneros pertenezca a dicho gremio o sindicato en protesta, es devuelto a su origen, detenido en donde estuviera y nadie, ni gobierno, ni justicia, ni Moyano, hacen absolutamente nada. Extorsivos a la máxima potencia.

 

Y aquí no acaba la cuestión, porque ya escuchamos ahora a los gremialistas docentes, de que no se acomodaron las aulas, de que no están dadas las condiciones, que Baradel todavía no pudo comenzar la dieta y es factor de riesgo, pero lo cierto es que si el gobierno, si la ciudadanía, si los docentes, si los padres, si los chicos, si todos estamos de acuerdo de que las clases deben comenzar, nada importará, el terrorismo gremial argentino impondrá sus condiciones de recompensa y hasta que no se cumplan los caprichos de los secuestradores en cuestión, no habrá clases para nadie.

 

Finalizando esta válida comparación extorsiva, Philip Ingram experto británico en seguridad que ha negociado la liberación de rehenes y trabajado durante tres décadas con diferentes agencias de inteligencia dejó claramente la postura, algo que tranquilamente podría trasladarse al negocio sindical  "Negociar con secuestradores puede acabar siendo un problema que se perpetúa a sí mismo. Si los gobiernos pagan más dinero por rescates a esos grupos estos obtendrán más recursos, secuestrarán más gente y generarán más capital", dijo el experto ."El cobro de rescates se está transformando en un negocio global". Cualquier parecido con el gremialismo argentino, no es mera coincidencia.

 

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