Sinsentido, la moneda nacional

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Esta semana tras casi 20 días de una casi “salvaje” intervención portuaria, los gremios lograron zanjar diferencias y tanto aceiteros como Urgara, lograron el acuerdo esperado. Mucho se criticó esta medida, que tuvo al campo como abanderado de la crítica, con un gobierno completamente ausente, cual Poncio Pilatos, “aduciendo cuestiones entre privados” con la soberanía exportadora en riesgo, con acuerdos no cumplidos, con barcos buscando otros destinos, de países más lógicos, menos turbulentos. Se llegó a especular que la Argentina, era un “Puerto sucio”, denominación que adquieren por ejemplo los países que están en zona de conflicto bélico, ese es el nivel de gravedad. Cadena de pago rota, riesgo de quebrantos, posibilidad de caída de acuerdos internacionales. Grave por donde se lo mire.

 

Cuestión que, a pocas horas de poder resolver el conflicto, al fin el gobierno intervino: claro, intervino cerrando las exportaciones de maíz, para que supuestamente, el poco maíz que existe en los stocks –recordemos que recién se está terminando de sembrar- pueda ser vendido hacia mercado interno, cosa que no hay manera de que suceda, ya que quienes aún poseen maíz en sus arcas, de ninguna manera lo van a comercializar con un mercado en baja. Conclusión, una vez más compradores externos azorados por no poder comprar maíz en argentina, medida inconsulta sin efecto alguno y el campo otra vez en la picota.

 

Claro, la novela no concluye. Los mismos que criticaron el paro de los gremios, inmediatamente sin ningún tipo de plan de acción, declaran un paro y cese de comercialización de granos, justamente tras los 20 días de no carga de granos en los puertos. Sin dudas, falta de timing, de ideas, de algún tipo de pensamiento superador, algo que muestre que en la Argentina no solo el fútbol y la viveza criolla funcionan.

 

Y nunca la felicidad es completa, ya que el campo como para demostrar unidad, firmeza y convicciones…. ni siquiera pudo aglomerar la Mesa de Enlace. Coninagro -otra vez- decidió abrirse y mostrar el lado más flaco del sector, dejando a las entidades en una posición de debilidad, que solo empeora su imagen ante el sector político, ante la sociedad y sobre todo, ante los propios productores, que no saben tanto de gremialismo ni de representación, pero terminan sintiendo que ellos mismos, no son representados.

 

Y ahí van, los sectores intermediarios, sentados con el gobierno, ahora si, buscando zanjar diferencias, acuerdos comerciales y otras cuestiones, que probablemente, lleven al gobierno a retroceder la medida, como si no hubiera sido más sencillo, sentar a las partes y antes de cerrar exportaciones, buscar acuerdos como los que seguramente surgirán, para que el maíz interno, pueda estar a salvo de subas excesivas. Siempre al revés, siempre todo a contramano, de un lado y del otro.

 

Y en este país, donde prácticamente nada es serio, su principal figura, demuestra una vez más, ser el rey de los menos serios, con una frase que lo pinta de cuerpo entero, en un disparate propio de un payaso: “porque pagamos más cara la carne en Argentina que en Alemania?”. Primero porque no hace falta tener dos dedos de frente para que con un peso destruido, con un dólar disfrazado y con las cuentas que quiera sacar, la carne en Alemania cuesta tres veces más que en Argentina. Segundo, porque justamente señor Presidente –si aún el título de señor le cabe y mucho menos el de Presidente en ejercicio real…- es usted y sus impuestos, el que componen el principal costo de la carne y cualquier producto nacional. Por eso, antes de abrir la boca, sería interesante que sepa en qué país vive.

 

Sinsentido, la moneda nacional que más cotiza en un país que como circo, tiene los payasos que se merece.

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