Igualdad para unos pocos

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Hace rato que escucho la palabra “igualdad”, muy utilizada por muchos, sin el verdadero significado puesto en práctica, más aún si aquellos que la utilizan, hacen todo lo posible para ser distintos. Por eso hoy los invitar a subirse a un país, más igualitario.

 

Es verano y el calor se siente, tras meses donde las playas nos fueron negadas vaya a saber por qué extraña decisión (la sabemos, pero mejor ni desnudarla) y tal vez sea el momento de ser compensados como corresponde. Por eso, lo primero que debería hacer el estado, es regular los alquileres, las tarifas de los hoteles, lo que cobran los restaurants, las tiendas de ropa y cuánto local de ventas exista en ciudades balnearias. El decreto debería exigir los mismos precios (obviamente respetaremos las categorías y lujos) que existen en cualquier ciudad o pueblo de la Argentina. Por qué quienes tienen casas, propiedades o lucran en la costa, deben tener rentabilidades extraordinarias?

 

De la misma manera es un buen momento para que los vehículos comiencen a estar al alcance de todos y que ninguna industria automotriz, pueda exportar sin haber puesto todos los vehículos producidos en el país, a un precio conveniente, en este país en crisis. Es muy necesario que la industria nacional, sea empática con los propios. Importadores, afuera, nada de competencias desleales.

 

En el mismo sentido, no todos los Argentinos son propietarios y es hora de que eso cambie. Si el metro cuadrado de construcción, si los materiales hechos acá en el país, el ladrillo, los hierros y cuanto corralón posea algo de industria nacional, debería ser regulado. Y de ser necesario, cualquier mineral utilizado para construcción, primero debe abaratar lo que hay aquí, después veremos de abrir fronteras, pero nada de poner precio dólar a lo que aquí se fabrica. No, todos para abajo, sino no hay igualdad, no es bueno que a unos les vaya bien y a otros que no hacen nada, les vaya mal. No es igual.

 

Pensandolo bien, también sería necesario que todos los que están desempleados, subsidiados, o bajo cualquier régimen mantenido por el estado, reemplacen en estas vacaciones, a aquellos que han trabajado durante todo el año. A lo sumo en Marzo, se les devolverá el trabajo a sus poseedores originales, pero estaría muy bien que así sea limpiando, acomodando, juntando piedras del piso, todos los subsidiados permitan que los laburantes, gocen de unos 60 días de vacaciones y en el mientras tanto el país sigue produciendo, nada se detiene. Si en definitiva, ya se les paga, trabajar, será un buen ejercicio para tanto Argento ocioso, que no conoce ni la pala ni el despertador y hará que nuestros trabajadores más preparados y con más ganas de hacerlo, vuelvan renovados a sus empleos.

 

Y por último el acto más igualitario de todos: todo político o ex político, no puede en su acto de servicio a la comunidad, realizar inversiones o poseer propiedades, que no estén minuciosamente demostradas, por su sueldo real. Si tienen dietas extraordinarias, jubilaciones de privilegio, viáticos por demás, empleados varios, etc, lo obtenido en función del servicio, debería volver en inversiones al propio estado. Por eso, solo se les permitirá la compra de colegios privados, líneas de colectivos, hospitales y todo aquello cuya inversión, demuestre su acto de servicio (no incluye cadenas hoteleras) Finalizado su mandato, podrán compartir con el estado, lo que el estado les dio, generando entre ambos, un servicio real a la comunidad.  Nada de enriquecerse, sin que la ciudadanía no quede adentro de sus riquezas personales. Quedan exceptuados, aquellos que renuncien a sus dietas, previo sometimiento a un test neuropsiquiátrico.

 

A esta altura, mucho de lo que aquí se escribió es poco menos que una idiotez o el fruto de un delirante, incapaz de entender la realidad de una economía, de un país y mucho menos, el negocio de la política en la argentina, conocido como democracia en otros lugares del mundo. O tal vez, es parte de lo que le hacen todo el tiempo al productor agropecuario, al que labura, al que heredó o al que tuvo la suerte de “pegarla” en algo. Por eso como reflexión cada vez que el gobierno interviene en el supuesto nombre del beneficio colectivo, no lo dudes, solo está perjudicando a los que siempre hacen, en pos, de los que siempre se la llevan.

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