Una mirada final al 2020

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Con esta última columna del 2020 cerramos un año raro. Quizá la estrella que se llevó casi todos los premios fue el Covid-19, que con virulencia atacó al mundo entero con su cepa modo kirchnerista. Vino por todos y casi lo está logrando. Por el momento, algunos lo venimos gambeteando, y si las vacunas no llegan en cantidad y calidad, seguro que el bicho nos vacunará con toda su virulencia.

 

Esta estrella del firmamento de los virus le vino de perilla a una coalición de gobierno que no es muy afecta a la Democracia y a la idea de República. Juntos, nos vacunaron con una cuarentena que nunca tuvo 40 días, sino que fue multiplicada por siete, y en cuyo transcurso los argentinos experimentamos el caos al que nos indujeron.

 

Idas y vueltas. Gobierno de científicos; aprietes a la Justicia y a la Corte Suprema; las idas y vueltas con las vacunas; salida masiva de presos; prisión domiciliaria para algunos de los jerarcas de la estafa y la corrupción; funcionarios que no funcionan; “a los que tengan miedo de ser ministro o ministra, que vayan a buscar otro laburo”; cierre de fronteras provinciales y feudalismo sin control; el presidente de la Nación diciendo a su vicepresidente: “Yo hice lo que me mandaste”; La Salada repleta de gente; fiestas clandestinas como respuesta al encierro; arreglo y no arreglo con el Fondo Monetario Internacional; acuerdo con los bonistas casi igual a lo que proponían ellos; la épica kirchnerista en cualquier decisión pedorra; la transmisión de la salida del avión de Aerolíneas a Rusia como si fuera un gol de Maradona; la muerte de Maradona y el caos en su velorio; la herencia de Maradona seguida por los medios de prensa como si todos fuéramos los herederos; pan y circo; los barrabravas dueños de la Casa Rosada por unos minutos; los pseudos mapuches tomando tierras en la Patagonia; las tomas de tierras en el Conurbano bonaerense; las peleas entre ministros de Seguridad de la Nación y de la Provincia de Buenos Aires; la Ley del Aborto como si fuera un Boca-River; el Plan Nacional de Gestión Menstrual; el padre de Abigail cruzándola en brazos y caminando 5 kilómetros entre la frontera de Tucumán y Santiago del Estero.

 

¡La cantidad de cosas serias y de idioteces, de caos, a las que hemos asistido los argentinos! No se puede creer que aún sigamos remándola en dulce de leche.

 

Pero, en esta última columna del 2020 deseo detenerme en aquellas palabras que escribí hace algunas semanas, al aferrarme a la frase del pensador Santiago Kovadloff, cuando señaló que “la mirada también abraza”.

 

Eso es lo que me ha hecho sobrevivir al caos que hemos vivido en los últimos 12 meses en nuestro país. Las miradas de mis compañeros de labor en la radio; las miradas de mis nietos en forma presencial o a distancia; las miradas imaginarias de ustedes, los oyentes, construyendo un puente imaginario que nos conecta; las diarias miradas de mi esposa Mirta y de mis hijos, que también me han abrazado en los peores tiempos de aislamiento preventivo; la mirada de mis libros, que atesoro en cada lectura; la mirada de mis pares en el consejo de administración de la Coope y del Bahía Blanca Plaza Shopping; la mirada de los que cruzo cada mañana y cada tarde cuando salgo a caminar por la Plaza del Algarrobo; la mirada de mis compañeros de trabajo en ACA, en cada encuentro vía Zoom o Teams, las miradas en general.

 

“La mirada también nos abraza”. Sin duda, es la frase hecha realidad que gana el campeonato del 2020. Es la que me ha transmitido cordura, afecto, ante tanta estupidez y sinrazón que ha flotado en la atmósfera de nuestro país. Sólo deseo que en el 2021 la mirada nos siga abrazando y continúe dando aliento para soportar un año donde primará lo electoral por sobre los hombres y mujeres que construyen diariamente la nación. Hasta el primer programa del 2021…

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