No es fácil ser argentino

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Me niego a hablar de la semana que pasamos porque fue para el psicólogo, tal cual lo aconsejó el presidente de la Nación a un periodista atrevido que osó preguntar algo inconveniente a su relato.

 

No es fácil ser coherente en esta Argentina poblada de incoherentes, de enfermos por el poder y cooptados por una ladrona desquiciada que desea controlar al Poder Judicial a toda costa.

 

No es fácil ser equilibrado cuando vemos que en nombre de la prevención sanitaria algunas provincias levantan barreras y un puñado de imbéciles y descerebrados que visten un uniforme y que responden a un señor feudal, afecten el derecho de libre tránsito interprovincial amparado por la Constitución Nacional y tengamos que ver escenas como la protagonizada por el padre de Abigail caminando 5 kilómetros con su hija en brazos.

 

No es fácil pensar en una Argentina con ciudadanos de pensamiento crítico, cuando notamos que una parte de los docentes en vez de educar y ser referentes a emular, adoctrinan. Un amplio arco de la educación y de la cultura están cooptados por un pensamiento único. Bueno es recordar palabras del pensador Alvin Toffler: “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender”.

 

No es fácil mirar al futuro cuando en la Cámara de Diputados se da media sanción a un impuesto, mal llamado a la riqueza, cuando afecta al patrimonio de miles de personas que producen decentemente y dan trabajo directo e indirecto a otros cientos de miles de personas distribuidas en el interior profundo del país.

 

No es fácil contemplar un país próspero cuando la marginalidad ha llenado los discursos, pero ha vaciado los estómagos; utilizando a los pobres como ariete eleccionario y de masa crítica para marchas y actos políticos.

 

No es fácil aspirar a producir y desarrollarnos más, cuando nos carcome -como un cáncer- una maraña tributaria de 166 impuestos, de los cuales 42 son nacionales, 41 provinciales y 83 corresponden a tasas municipales. Lo peor, es que las contraprestaciones nunca llegan y todo se pierde en el pozo negro del gasto público.

 

No es fácil creer en un mejoramiento de la política cuando advertimos la ausencia de liderazgos con visión, que sean capaces de enfilar las naves hacia puertos más previsibles y que hagan abrir un horizonte de posibilidades concretas para el desarrollo del país y de sus habitantes. Los actuales políticos han convertido al Estado en una agencia de colocación de personas, especialmente de parientes, para asegurarse y asegurarles el amamantamiento de la vaca lechera nacional, provincial o municipal.

 

No es fácil aferrarnos a valores y ser distintos cuando el arquetipo que se viraliza desde las más altas esferas es el de la impunidad del pillo, del delincuente, del corrupto y del amoral impune.

 

No es fácil ser imparcial cuando veo a tantos hombres y mujeres con modorra ante tanta inequidad. Me podrán poner ante mis ojos las marchas realizadas, pero no basta. Buena parte de la población está en modo sobrevivencia y eso no es bueno, porque nuestra frágil democracia cruje.

 

Después de haber hecho un acotado resumen de lo que me negaba hablar, creo que debería volver al diván del psicólogo. También se lo aconsejo a ustedes… ¿Qué les parece?

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