Renacer diariamente

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

“El signo de la vitalidad no es durar, sino renacer y adaptarse”, sentencia el Padre José María Arizmendiarriera, inspirador de la ahora poderosa Corporación Cooperativa de Mondragón, a la que tuve oportunidad de conocer y estudiar el año pasado, gracias a la generosidad de la Asociación de Cooperativas Argentinas.

 

Vuelvo a la sentencia y me enorgullece decir que en mis 23.597 días que llevo sobre la Tierra hasta la fecha, después de nacer un domingo 12 de febrero de 1956, en el entonces pueblo de Saavedra, que he renacido y me adaptado muchísimas veces para evolucionar y crecer en mi profesión, en la mirada hacia adentro y hacia afuera de mi persona, en todo.

 

En mis 64 años, 7 meses y 8 días que llevo vivido, lo que menos he tratado es de durar, porque cuando uno se deja mecer como una hoja al viento, no tiene inquietudes y perspectivas; no piensa en el futuro sino en el ahora; no siente emociones; no hay libros, películas, música u obras de teatro que lo hagan vibrar; no hay amor para dar ni para recibir. Eso es, para mí, durar. Sentarse en una silla y dejar que la vida transcurra… ¡Cuántas personas hace muchos años que sólo aspiran a durar!

 

La pandemia y el aislamiento social también colaboran para que muchos otros se hayan abandonado a durar, viendo la calle a través de una ventana o dejándose arrastrar a la pantalla del televisor. No hay gimnasia casera, no hay lectura, no hay diálogo, no hay perspectiva. Acá también la perspectiva es durar…

 

Desde el primer día en que tuve que guardarme por la pandemia por haber pasado la línea de los 30, me he tenido que reinventar muchas veces, para no caer en lo obvio. A la rutina hay que imponerle un poco de caos, de búsqueda, como para no aburrirnos.

 

Les cuento, ayer me puse a indagar cuántos presidentes habían pasado en lo que llevo de existencia. Nací en medio del gobierno de facto del General Pedro Eugenio Aramburu, pero ya andaba confundido porque había sido concebido bajo el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, y pasé en el vientre de mi mamá la Revolución Libertadora y los acontecimientos que tuvieron como epicentro el bombardeo de aviones Grumman Duck sobre la playa ferroviaria, el galpón de máquinas y surtidores de combustible de Saavedra, aquel 18 de septiembre de 1955, mientras que muchos pobladores, entre ellos, mi mamá y mi bisabuela huían hacia la Ermita.

 

Hecha esta digresión histórica, para que vean que en mi pueblo se tiraron algunos tiros, he renacido y adaptado a 26 presidencias, tomada la actual, los que duraron unos pocos días en diciembre de 2001 y por supuesto todos los de facto que hubo que digerir.

 

En esos 23.597 días de vida, 16.886 días fueron bajo gobiernos constitucionales, es decir el 72%, y 6.711 días con gobiernos no constitucionales y que representan el 28%. Esto me puso alegre. He transitado más días viviendo en democracia -aunque a veces me desconciertan algunas cosas-, que con gobiernos producto de golpes militares.

 

De los 16.886 días bajo el imperio de la Constitución Nacional, 10.228 días, es decir el 61%, fueron de períodos gestionados por el Partido Justicialista, por nombrar un símbolo que engloba a todos los “ismos” que utilizan para cambiar de colores según la ocasión, tal cual lo dice la canción. Y eso me da pie para preguntar: ¿Por qué se quejan tanto los peronistas de la herencia recibida, cuando han sido los que más han estado en el poder?

 

El restante 39%, es decir 6.658 días, fue con gobiernos provenientes de la Unión Cívica Radical, de la Unión Cívica Radical Intransigente y la Propuesta Republicana Cambiemos.

 

De los datos tabulados en la tabla Excel quedaron muchas curiosidades dignas de otras columnas.

 

Concluyo: No sé si les habré dado vuelta la cabeza con esta columna, pero al menos espero haber incomodado a algunos, enloquecer a otros, o no haber suscitado un suspiro. En mi caso, volví a experimentar que es hermoso tener deseos de hacer cosas, de renacer diariamente, aun cuando estamos aislados y en medio de una pandemia.

Escribir comentario

Comentarios: 0