La voz de todas las voces

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Los libros aún siguen siendo los testigos más fieles de cómo se puede trascender en el tiempo. Tal vez más digitales, con renovadas ideas, pero siguen siendo la posibilidad de inventar una propia historia, de nutrir personajes con la cara que cada uno imagine, darle personalidad, altura, viajar por el mundo de mil maneras, ser el nexo entre una ficción y una realidad, que nos termina demostrando que no hay nada más increíble, que la propia realidad superando en muchas situaciones, lo más inverosímil.

 

A ese mundo pertenece la radio, al mágico encuentro de un amigo imaginario, de alguien que no conocemos, lo percibimos, le damos forma, rostro, personalidad y hasta nos hacemos amigos o discutimos, con esa voz que hemos elegido en algún dial para acompañarnos. El listado de desaparecidos es infinito, siendo tal vez el diario de papel el último resistente, pero ya casi carente de fuerzas a la hora de permanecer, mientras que la radio, no tiene competencia: sigue siendo la noticia más veraz, la más inmediata, la masiva, la que más allá de la tecnología, parece dispuesta a ser el eterno acompañante de muchos navegantes de los diales.

 

La música fue en su momento el nexo, hubo novelas, cuentos, relatos, policiales, opinión, análisis y hoy es muy difícil imaginar programas especializados, sin verdaderos conocedores de la materia. La radio se renueva, los grandes conductores, periodistas, relatores, siempre tienen una continuidad, más allá de la calidad o de la profesionalidad, en definitiva, quien está del otro lado del micrófono, está buscando compañía, en esa relación única, sincera y sin pedir mucho a cambio.

 

Es cierto que la televisión revolucionó la información, hoy es posible estar con una cámara en el mismo lugar donde ocurren las cosas, sin embargo, no hay manera de vivir el relato de un partido de fútbol, con los ojos de esos locos apasionados, en donde la pelota, siempre pasa más cerca del palo que en la realidad, sin los aburridos silencios de la tv.

 

La matera imaginaria es para nosotros el lugar elegido, tal vez por eso nos encuentre un domingo, sabedores de que es el único día en cuestión, donde más allá de “dar de comer”, recorrer un alambre o estar justo encima de algún tractor o cosechadora, es el día donde todos mateamos sin apuro, sin tanto horario y dispuestos a celebrar este pequeño contrato de amistad entablado.

 

Cada domingo es un desafío, en este rol que como periodistas agropecuarios, venimos a presentar. Es el difícil momento, de contar lo visto, de expresar opiniones, sentimientos, de llevar relatos o situaciones, de cientos de voces, que no tienen un micrófono para ser escuchados.

 

Por eso, no hacemos periodismo de gacetilla, no leemos mercados, no nos gustan demasiado los comunicados, porque todos ellos, hoy están al alcance de la mano de cualquiera y si bien alguien debe hacerlo, elegimos claramente otro rol. Un lugar donde se habla de lo que se vio, se analiza lo vivido, se cuenta lo relatado por alguien en primera persona, se da testimonio real de cada potrero, de cada corral, de cada remate y hasta donde nos dan los tiempos, de cada campo.

 

La radio para muchos es pasión, para otros es la casa de un amigo, para todos, es el lugar donde la realidad, los sueños y la imaginación, se viven de una sola manera, sintiendo: con la voz, con los oídos y con el corazón.

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