La Armada Brancaleone

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

En la semana que pasó escuché decir: “Estamos gobernados por la Armada Brancaleone”, haciendo referencia a aquella película de 1966, protagonizada por el gran Vittorio Gassman, donde la ingenuidad y poca valentía de Brancaleone y su medroso ejército constituido por un puñado de bandoleros mal armados y muy miedosos, causan situaciones irónicas y jocosas, tratando de llevar a buen término su misión. Tras este film, la expresión popular utilizó ese nombre para designar a un grupo improvisado de personas muy mal dirigidas o muy mal equipadas para la misión que se proponen.

 

Salvo honrosas excepciones, desde hace 75 años, los argentinos venimos a los barquinazos, descapitalizándonos, endeudándonos, bajando nuestros niveles educativos y haciendo pomada las instituciones que sostienen a la República. La pandemia puso blanco sobre negro el resultado de esta larga decadencia, tapada por una alfombra de pan y circo, y de saqueo sostenido bajo el argumento “roban, pero hacen”.

 

Lo lamentable es que los Brancaleone no surgieron por generación espontánea. Fueron apuntalados con nuestros votos y con nuestras anomias, con nuestras complicidades, con nuestras desidias. Por acción, omisión o   negligencia, ayudamos empoderar en los Poderes Legislativos y Ejecutivo -desde una Municipalidad hasta la máxima representación nacional-, en los sindicatos y en muchas instituciones a cientos de miles Brancaleone, acompañado de puñados de bandoleros. Así nos va.

 

La pandemia no sólo está dejando gravísimas consecuencias sanitarias, sino también económicas y sociales, que en poco tiempo más mostrarán la cara más horrible de haber vivido por años en la mentira, dilapidando lo poco y lo mucho, y trabando oportunidades de cambio que afectaban y afectan a muchas instituciones que les encanta vivir en zona de confort sin importarles a quienes representan.

 

La paradoja es que un microscópico virus vino a levantar la alfombra, debajo de la cual hemos ido juntando la mugre. Se vienen tiempos difíciles, esa es la realidad y no podemos engañarnos. Habrá mucho desempleo, el cierre de comercios y de pequeñas y medianas empresas ya se viene dando. Y lo peor es que no hay capacidad ni liderazgo en quienes tienen la brújula. Es más, ¡no la saben usar! Muchos dirigentes y políticos se deberían estar preguntando si son parte de la solución o parte del problema.

 

El presente y el futuro de los argentinos no se van a dirimir con peleas, con ideologismos, con bajezas y nuevas mentiras. El problema está entre nosotros y TODOS debemos resolverlo. Ya no hay tiempo de mezquindades y hay que hacerle saber a la Armada Brancaleone que se deje de hacer pavadas, se llame a silencio, deponga sus apetencias de poder y sus miserables armas; a la vez que llame a los mejores dirigentes, profesionales y líderes del país -sin distinciones-, para trabajar y poner en acción un plan o programa que nos permita a los argentinos no sólo recuperar las instituciones de la República sino también ponernos de pie en lo económico y social.

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