La Variable

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Hace exactamente diez domingos atrás, comenté que en un Congreso Cooperativo conocí a Guillermo Echevarría, un joven y reconocido experto en Coaching individual y de equipos gerenciales en habilidades del liderazgo, de cuyo libro “Cómo hacer que las cosas pasen”, expuse algunos de sus muchos y ricos conceptos y que vienen muy bien en estos tiempos exacerbados de cuarentena para recomponer nuestro interior con alguna historia inspiradora.

 

Recuerdo que tiene un capítulo señalado “Ser la Variable”, donde memora que en su juventud tenía una profesora de matemáticas que se le ocurrió un juego para explicar cómo funcionaba la ecuación x – k = y  

 

Más allá de la anécdota del juego, el autor se centra en lo que la docente explicó de esa ecuación, donde k era la constante porque su valor se mantenía fijo y, en cambio, x podía tomar cualquier valor y que, por eso, se llamaba la variable. De esa ecuación, el autor argumenta algunas reflexiones que nos vienen muy bien para la vida y, muy especialmente, para estos días donde la cuarentena se ha transformado en más de 100 días de aislamiento.

 

De esta manera, el autor advierte que “hay personas que, en la ecuación de la vida, eligen ser la constante. Mientras su pareja, su empresa y el mundo siguen cambiando y girando, ellas insisten en su única manera correcta de hacer las cosas. Personifican la k de la ecuación. Esas personas esperan que el mundo varíe para que, de una buena vez, empiece a cambiar su racha de malos resultados. 

 

“Viven pendientes del afuera porque creen que su éxito o fracaso dependen completamente de factores externos. Esperan que los salve un nuevo gobierno, una ley, un aumento salarial por decreto o la suba del dólar. Esperan que los demás cambien. Esperan, pero eso no significa que no hagan nada. Mientras esperan, se pasan la vida peleándose con lo que pasa y quejándose de todo lo que no cambia. Es lógico. De alguna manera necesitan descargar la energía que todas las personas tenemos disponible para alcanzar nuestros sueños. 

 

“En cambio, hay personas que vienen a sacar lo mejor de la ecuación de la vida. Aceptan, a veces con dolor, los hechos que no les gustan, pero se enfocan en lo que sí pueden hacer, en lo que depende de ellas. Esas personas eligen ser la variable. Si el mundo cambia y las favorece, mejor. Pero si no lo hace, ellas se enfocan en hacer y cambiar lo necesario para que las cosas pasen. 

 

“Todos somos la constante durante al menos unos minutos por día. Si prestas atención, también vas a poder descubrirte peleando con lo que pasa y con lo que pasó. Esos momentos de autoconciencia son grandes oportunidades para revisar nuestra actitud frente a la vida. 

 

“A diferencia de la actitud de ser la constante que se dispara en automático para defendernos de cualquier cambio que nos disgusta, la actitud de ser la variable solo se activa si nosotros decidimos ponerla en funcionamiento. Cada minuto es una oportunidad para elegir quiénes vamos a ser frente a lo que está pasando”. 

 

Y al final del capítulo, este coach nos deja una sentencia: “La llave para transformar lo que hoy no podemos cambiar está escondida en lo que sí podemos cambiar”. 

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