La política, nuestra mayor vergüenza

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

“En un momento recibimos una presión muy grande para aumentar los tributos, aumentar los impuestos a los de mayor patrimonio, a los de mayores ingresos y yo me negué rotundamente. Porque? Porque son los que están empujando y van a empujar la salida del país. Si nosotros en la pandemia castigamos al que da laburo, al que produce, al que comercia, ese va a quedar en la vera del camino. La contracara de eso, es una rebaja de un 20% al presidente de la República, a sus Ministros y a todo el estamento político para dar el ejemplo, ya que es el estado el que tiene que dar el ejemplo del esfuerzo y no los particulares, porque terminado esto, no es el estado el que va a sacar al país de esta situación, sino serán los privados y los particulares los que encenderán los motores y nos permitirán salir adelante”.

 

No es un sueño, no es una utopía y claramente, no es un político Argentino y mucho, pero muchísimo lejos, es nuestro presidente. Este señor, al que al menos yo miraré de aquí en más con respeto, es el presidente de la República del Uruguay, Luis Lacalle Pou. No lo conozco y la verdad de aquí en adelante, poco me interesa lo que me puedan decir de él, con esto, para mí la cosa está sentenciada.

 

La basura que nos gobierna en Argentina, en todos sus estamentos –discúlpenme los pocos que puedan ser dignos- nos muestran día tras día, hasta qué lugar son capaces de llevar adelante sus miserias cotidianas a la hora de gobernar. Por estos lugares tenemos que soportar un senado viviendo una tiranía, un lugar donde la democracia poco importa, donde a partir de ahora será difícil que un ejercicio electoral pueda ser creíble, cuando toda la lacra que nos gobierna, poco le interesa la constitución y sus estamentos, claramente les molesta este ejercicio ciudadano.

 

Esas mismas basuras, son las que no repudian en ningún comunicado presidencial, la roturas de silos bolsas, esos mismos granos, que serán parte de la recaudación en retenciones, es decir, se están destruyendo así mismos, por la sola ideología, capaz de cegarlo todo.

 

A esta altura, es casi anecdótico lo que ocurre con Vicentín, una empresa que a la vista está, desde siempre ha tenido espurios manejos y solo el arrebato de una propiedad privada más el desacato a la justicia, son por poner ejemplos, lo poco que uno podría plantearse a la hora de los reclamos.

 

Nada parece enojarnos, nada parece ser suficiente, absolutamente nada en la Argentina parece alcanzar para que un sector en algún momento, ponga los puntos sobres las “ies”. Mientras todo se viste de cuar”E”terna, por detrás de la cortina hay un sinfín de movimientos ideológicos copando todos los estamentos, adueñándose del presente y del futuro, con muchos Argentinos jugándose mucho más, que una virosis y una pandemia que cada día, deja más dudas que certezas.

 

El día a día, parece no tener límites, desde la jubilación de Boudou y su eterna impunidad hacia la justicia, los dólares sin impuestos para los supuestos desaparecidos, pero poco interesa todo esto, sin en definitiva, nuestro gobernador piensa que la Antártida es una provincia y no un continente. En un país poco serio, los payasos no causan gracia.

 

Ser distintos, ser mejores, ser más dignos, está en cada uno de nosotros. Pero mientras todos vivamos esperando que “alguien más lo haga”, difícilmente saldremos de este entuerto. Lo peor está por venir, porque el fondo aún queda lejos. Cuando la máquina de hacer plata ya no imprima, cuando los impuestos se agoten, cuando el 85% de la población ya no tenga de donde sacar más subsidios, será el turno del campo nuevamente. Tal vez recién, entendamos que algo, habrá que hacer.  

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