¿Nos gusta ser los más piolas del cementerio?

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Alguna vez se dijo que los seguidores de cierto partido político son “incorregibles”. Yo diría que una gran parte de los habitantes de nuestro país tiene activado el maldito gen “Argento”, cuyos síntomas están en consonancia en las siguientes frases y acciones: “Hago la mía, total quién va a controlar”; “¡¡¡Mirá si va llegar el Coronavirus a esta ciudad!!!”; “Le pido prestado el perro al vecino así puedo salir a dar una vuelta a la manzana”; “Tengo un amigo que me puede conseguir un pase libre de una empresa de emergencia”; “Me voy a Monte y así disfruto de la playa sin que nadie me rompa la paciencia”.

 

De estas frases, transformadas en hechos concretos, hay miles de ejemplos. Algunos van a tener que responder ante la Justicia, por transgredir un decreto de Necesidad y Urgencia, además de poner en riesgo no sólo a su persona sino también a sus semejantes.

 

No estuve equivocado cuando el domingo pasado solicitaba ser solidarios con nuestros semejantes en acatar todos los protocolos de seguridad que se bajen desde nuestras autoridades sanitarias y sin discutirlos. Los argentinos somos reacios a cumplir protocolos, aunque por un verdadero sentido de solidaridad hoy debemos comportarnos con lucidez. Al menos, una vez en la vida, hagamos algo sensato, maduro, por nuestros congéneres -sean cercanos o no-, porque toda existencia demanda altura de miras y procedimientos.

 

Parece que algunos no lo entendieron e incluso el presidente de la Nación puso como ejemplo negativo a aquellos que se agolparon con sus autos en la entrada del balneario Monte Hermoso. ¡El gen “Argento” en su máxima potencia!!!

 

Este gen también se expresa en los supermercados, cuando una manga de desaforados arrasa con el alcohol en gel y con el papel higiénico. ¡Inexplicable en ambos casos! ¿Se piensan bañar en alcohol en gel? Y en el caso del papel higiénico, ¿saben distinguir entre Coronavirus y Cólera? El sálvese quien pueda es lo peor que nos puede pasar como sociedad, porque no hemos aprendido a vivir en ella, sólo la habitamos. ¿Los de al lado? Bien, ¡¡¡gracias!!!

 

Quiero finalizar con lo que reza en un cartel en las oficinas de un Estudio Contable e Impositivo de una localidad cordobesa, para aquel que cree que se acaba el mundo: “Cerrado. Atención exclusivamente por teléfono. No insista. Quédese en su casa. A menos que esté muy interesado en cambiar su condición ante la AFIP de ‘Persona Humana’ a ‘Sucesión Indivisa’”. Parece que a muchos les entusiasma ser los más piolas del cementerio…  

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