Líderes sociales: la pólvora ya fue inventada

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

En los últimos tiempos algunas organizaciones sociales vienen planteando la reforma agraria, queriendo atrasar el reloj en algo que ya fue hecho y de la cual hoy muchos de esos integrantes beneficiarios del trabajo de cientos de familias productoras de granos y ganados, sin crédito, con palos en la rueda, pero con la convicción de que hay que ganarse el pan con el sudor de la frente.

 

Estas organizaciones sociales señalan al parcelamiento de la tierra agraria como uno de los defectos del sistema productivo. Sin embargo, ese parcelamiento dio lugar a la consolidación de una estructura agraria que permitió poblar el desierto, desarrollar el interior del país, hacer producir los recursos naturales, crear la cultura de la propiedad individual y generar el ahorro interno.

 

A partir de fines del siglo XIX, todos los pasos siguientes se apoyaron en normas de gobierno que fueron legitimando la tenencia de la tierra en forma pacífica.

 

Esta legitimación y el respaldo jurídico correspondiente han permitido el arraigo de la población y la certidumbre en las inversiones que dieron lugar a la creación del aparato productivo y a la infraestructura de producción, elaboración, transporte y comunicaciones relacionada con el agro.

 

En todo este proceso estuvo presente la acción gremial y cooperativa de la dirigencia rural y también la participación de una generación de políticos con ojos abiertos a los intereses de la Nación.

 

Estos intereses indicaban, en ese entonces igual que ahora, la necesidad de ocupar el territorio con gente laboriosa que sacara frutos de los recursos naturales y que se arraigara para formar la población estable del interior vacío. Que ahorrara para ser propietaria de la tierra que trabajaba y que se mantuviera activa para seguir el proceso dinámico de la evolución tecnológica y empresaria.

 

Ese diseño político quería un país con una población activa y esperanzada, con una fuerte cultura de la propiedad individual. Esto fue logrado con la estructura agraria nacida de esa generación de visionarios políticos y los colonos tenaces y trabajadores que se hicieron dueños de tierras en parcelas grandes, medianas o pequeñas; con todos los derechos y el mismo apego por lo que es el motivo de su trabajo junto a la familia: la tierra en propiedad. Nadie les regaló nada. Todo fue fruto del trabajo, de la labor gremial y del ahorro genuino.

 

Lo verdaderamente notable del proceso que hizo posible la estructura agraria argentina, es el carácter jurídicamente ordenado y comparativamente poco violento de su desarrollo, si se relaciona con los problemas que aún se observan en el resto de Latinoamérica, donde en la mayoría de los países se está luchando con un atraso de más de 70 años respecto a la Argentina para definir su estructura agraria.

 

De allí que es bueno recordarles a los líderes de las organizaciones sociales que hablan mucho de reforma agraria que llegaron tarde. Esto ya se hizo y hoy los que son propietarios de tierra rurales son legitimados no solo jurídicamente sino también por la trayectoria de trabajo familiar heredado por generaciones.

 

Líderes sociales: La pólvora ya fue inventada. Hay que poner en marcha el cerebro para ver de qué manera salir de la encerrona que ustedes mismos vienen tejiendo. Pero si verdaderamente quieren para sus seguidores el trabajo de la tierra, todavía existe en manos del Estado -a través de sus instituciones militares y de otros entes- grandes extensiones que se podrían parcelar para laborearlas. Peticionen al actual Gobierno, que es nacional y popular, no solo esas tierras sino también la educación y capacitación que son tan necesarias para producirlas, sostenerlas y sacar una rentabilidad genuina.

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