Un 2020, con materia gris

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Ya está, lo pasado está y el deseo de un nuevo comienzo nos invade, tras una última semana de año que nos ha dejado poco menos que exhaustos en materia cerebral. Es mucho para pensar, son demasiadas cosas juntas para intentar digerir, en un nuevo gobierno que sabíamos llegaría pero en el fondo, deseábamos que fuera diferente.

 

Si tuviera que pedir un cambio para nuestra política, lo primero que querría es un 2020 con cerebro, pero uno grande, no uno perverso, chiquito y retrógrado como el que hemos visto permanentemente en esta absurda versión de que es necesario que algunos les vaya mal, para que otros estén mejor. Eso es básicamente lo que hoy se plantea. La supuesta solidaridad de unos pocos, es justamente que los cada vez menos aportantes, trabajadores y contribuyentes del país, mantengan a los cada vez más, desocupados, subsidiados y jamás trabajadores.

 

Se los explico? Es simple, el sistema político con disfraz de democracia, nos ha convencido de que los necesitamos, de que son absolutamente imprescindibles para el funcionamiento de un país, que no funciona. Así entonces estos señores, viven de una forma diferente, tienen una jubilación futura distinta, se nombran asesores, empleados, choferes, se digitan sus propias vacaciones y salarios, deciden cuando sesionan. Si por ejemplo ejercen funciones públicas, hacen y deshacen a su gusto Ministerios, secretarias, direcciones y hasta se rasgan sus vestiduras –cuál zorros astutos viendo venir el enojo de todos- se congelan sus dietas por 180 días, sabedores que en realidad, eso no es un esfuerzo, eso sería solo lo justo y necesario cuando el único esfuerzo que debemos como ciudadanos obligarles, es a bajarse inmediatamente un 30% de todos sus ingresos, más allá de un verdadero y real ajuste público, que intentarán por cualquier medio no realizar.

 

Sencillo, todos creen ser dueños de algo que no poseen. Los empleados públicos pelean por un sueldo que sale del erario público, los docentes luchan por ingresos que salen de nuestros impuestos, cada aumento a las jubilaciones viene de nuestros bolsillos y todo ese enorme y brutal paquete llamado “poderes de la república, ejecutivo, legislativo y judicial” sale de nuestros bolsillos. En qué cabeza cabe que un país puede levantarse en algún momento si ese verdadero monstruo en algún momento no es frenado?

 

Hoy vemos absurdamente como intentan repartir retenciones e impuestazos, dividir campos y generar desigualdades, con supuestas segmentaciones, como si el hecho de tener 2000 has por ejemplo en Patagones, fuera un condicionante de ingresos, donde claramente, esas hectáreas son menos productivas que 100 en Pergamino. Sin embargo, o el desconocimiento o la clara mala intencionalidad ideológica de los hoy gobernantes, buscan llevar el mensaje de que deben pagar quienes tienen, quienes producen, a quienes supuestamente –no por facturación, por impuesto a las ganancias o cualquier otra medida llámese rinde por ha, carga animal, índice de destete – podría haberle ido bien y ni así, eso da derecho a frenarlo, a pisarlo, a intentar que no siga con ese buen rumbo, porque es necesario que los desocupados, los piqueteros, los subsidiados, los políticos y todo su enorme séquito, sigan viviendo su fiesta eterna, en un país claramente destinado al fracaso.

 

Por eso si tengo un deseo para el año que comienza, es que les dé a estos mediocres que sueñan con escribanías y no con congresos democráticos, un poco de materia gris. Señores y con el gobernador a la cabeza, lo visto hasta ahora, solo muestra absoluta carencia de la misma.

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