Desargentinizado

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Puede alguien estar orgulloso de la Argentina? Esa pregunta me invadió por estos días en un “DesArgentinismo” progresivo que me viene ganando por la sangre en los últimos tiempos. Antipatria? Desarraigado? Traidor? Pongan los adjetivos que gusten, simplemente a quien lo haga podré responderle con un listado innumerable de cuestiones que seguramente nos pondrán a todos en la misma bolsa.

 

Los Argentinos tenemos eso, esa cosa de querer hablar de lo mucho que queremos el país, de lo que nos gusta, de que no lo cambiaríamos por nada. En serio les pregunto? Seguramente que a muchos vecinos nuestros no les sobra alegrías para el reparto, pero debo ser sincero, este cambalache nacional hace rato no me lo fumo y como de acá no me voy, al menos estaré bajo protesta.

 

Ese país que para muchos “perdió una oportunidad histórica” con el regreso de los Kirschner, es más o menos el mismo, que cuando los “K” se fueron, a lo sumo de Guatepeor, pasamos por Guatemala y como nos pareció poco sufrimiento, vamos a intentar entre todos, pasarla un poco peor que antes. Somos así, nos gusta pegarnos con el martillo entre los dedos.

 

El país que tanto queremos, es capaz de votar una Vicepresidente procesada y a la vista, enriquecida ilícitamente, pero apuntada con el dedo por un Ministro de economía Macrista que reconocía jamás traer sus dólares a la Argentina, porque no había seguridad jurídica. Y bueno, el pensamiento Argento dirá, al menos ella robó pero la reinvirtió acá en el sur. Poco podemos pretender de una justicia que juzga narcotraficantes con la misma vara que mide a un conductor de un mosquito por la vera del alambrado.

 

Claro, ahora todos hablan de la herencia, esa que allá por 2015 dejaron los que ahora llegan, con tierra arrasada, que los que ahora se van se timbearon y como al casino a mitad de camino le saltó la banca, el gerente del negocio decidió pedir plata prestada porque había más jugadores que plata y ahora la cuestión es que no quedó ni la plata, ni el casino, ni el gerente, pero las deudas están intactas. Por eso, por estos días volveremos a escuchar hablar de la herencia, de las tarifas que los que llegaron regalaron, los que se fueron agiornaron despiadadamente sin diferenciaciones y los que llegan ahora no tocarán, porque total es plata que pidió otro y el otro…el otro somos todos.

 

Pero claro, nosotros somos el campo, somos un sector diferente y para muchos se vendrán tiempos difíciles, de revanchismos quizás, de más presión impositiva, de concentración de la tierra. La realidad, es que somos el campo Argentino, ese mismo campo que pretende conquistar al mundo con tecnología, con seriedad, pero que a la vuelta de la esquina se pasea con una camioneta cargada de fitosanitarios estacionada en la puerta del banco porque le rebotaron a alguien los cheques de una firma como Vicentín que con 90 años, reventó tras la…como decirlo? “oportunidad perdida” o vamos a la Sial de China, vendemos carne con traje y a la vuelta Rusia nos suspende cinco frigoríficos y tiene otros tanto en capilla, por presencia de un producto habilitado y a la venta en distribuidoras, pero que está prohibido para su uso y que algunos usan, pero que no lo dicen pero que la culpa será de otro.

 

Creanme, lo que viene es muy malo, los Ministros de Agricultura no traen el mejor recuerdo, el rejunte gubernamental, la vuelta de la Cámpora y los discursos de “ella”, realmente son una pesadilla para este tren fantasma que ayer arrancó a conducir los vagones. Yo solo digo, “No hay prenda que no se parezca a su dueño” y con el respeto a unos cuantos que seguro no se parecen, el resto créanme, todavía quizás no lo sepan, pero si alguien está orgulloso de lo que pasó, de lo que pasa y de lo que pasará en este país, seguramente es porque no vive ni vivió en la Argentina. Diría un tribunal, a las pruebas me remito.

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