Los Señores Feudales no quieren competencia

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

La anomia argentina y sobre todo de quienes deben poner las cosas en su lugar, hace que algunas corporaciones se crean o se hagan dueñas absolutas de un espacio, de un territorio que es de todos y no es de nadie en particular.

 

¿Por qué señalo esto? Porque me parece un despropósito que la Confederación Argentina del Transporte Automotor de Cargas (CATAC) corte el paso a formaciones ferroviarias denunciando “competencia desleal” de tarifas o  que le “quita trabajo a los camioneros”.

 

Acá no sólo se afecta el libre tránsito sino también a los cargadores. Basta remitirnos a nuestra Constitución Nacional, ley de leyes que debería ser observada y acatada por todos los habitantes, para denotar que estamos ante la presencia de un delito y que debe ser pasible de una sanción.

 

Por si el presidente de CATAC, Ramón Japip, y los camioneros que lo acompañaron no se percataron al encabezar la medida de fuerza contra una formación ferroviaria, los derechos de los cargadores y de la empresa ferroviaria están amparados por los artículos 10 y 14 de nuestra Constitución Nacional. También debo ilustrarlos que el artículo 15 de nuestra Carta Magna señala que “en la Nación Argentina no hay esclavos”, por lo tanto nadie puede esclavizar a otro o a otros coartando sus derechos legítimos de transitar libremente. Los Señores Feudales quedaron en la Edad Media y los esclavos fueron declarados libres por la Asamblea del Año XIII.

 

Y por si no quedó algo claro, el artículo 16 dice que en la Nación Argentina no hay fueros personales y que todos los habitantes son iguales ante la ley, por lo tanto, si hay competencia desleal o quita de trabajo por esa misma razón, tanto CATAC como los representantes de camioneros tendrían que dirimir el conflicto en el estrado de la Justicia o en el Ministerio de Trabajo.

 

Sabiamente, el Sindicato La Fraternidad les señala en un comunicado que “en vez de pelear por esto, peleemos por una Ley Federal de Transporte… va a ser mucho mejor para todos”.

 

Lamentablemente, la anomia y la mirada a un costado de quienes deben impartir Justicia no pone en su lugar a quienes ejercen la fuerza para entorpecer el tránsito del ferrocarril o en otras ocasiones, cuando pseudo representantes de camioneros atraviesan sus transportes en la entrada de alguna planta de silo o quieren cobrar algún peaje a sus propios compañeros de labor.

 

Estas cuestiones patoteriles atrasan, pudren, y lejos de extinguirse se avivan más por el silencio de todos, incluso –insisto- de quienes deben poner los límites a tales actitudes que no dejan de ser violentas.

 

En el mundo existe la “competitividad”, pero en Argentina parece que nombrarla y hacerla realidad es como llamar a Lucifer, porque nos encanta pescar en la pecera. Nos cuesta salir de nuestro interminable juego de mordernos la cola. Hay que abrir la cabeza para entender lo que significa competitividad, pero eso será motivo de otra columna.

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