Alfareros de la vida

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

¡Llegamos a las 500 ediciones de Mañanas de Campo y no es poco!!! Han sido 90.000 minutos o 1.500 horas de programa en un término de 10 años. Y fueron horas, minutos y segundos donde hemos compartido notas, alegrías, tristezas, polémicas, editoriales, cuentos y anécdotas. También se nos ha escapado alguna villalonga ante las injusticias, que en nuestra Argentina nunca faltan… En fin, cuando sopesamos todo eso, la balanza se inclina sustancialmente hacia lo más importante: la vida misma… porque fuimos testigos y protagonistas de una década de vida de la gente de campo y de las ciudades del sudoeste y sudeste de Buenos Aires, de La Pampa y Río Negro…

 

Hace unos días, introduje a un selecto panel de ex presidentes de ACA Jóvenes con un elocuente cuento de Eduardo Galeano, reflejado en Ventanas sobre la Memoria. Y dice así:

 

"A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos. Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradición, entre los indios del noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia. Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoge los pedacitos y los incorpora a su arcilla".

 

Haciendo una simbología de ese cuento de Galeano, nosotros y el equipo de trabajo que hemos arrimado en esta década de labor, nos sentimos alfareros que venimos realizando nuestra mejor pieza, para que en el tiempo, se la podamos entregar a quienes nos sucedan.

 

Sin embargo, en tu caso, Carlos, no tengo dudas que desde el cielo en algún momento tu siempre recordado Padre te entregó su mejor obra, su vigoroso espíritu periodístico, y vos sentiste ese llamado de esta profesión, conjugada a la de médico veterinario, para darle más consistencia a tu masa de alfarero de las letras, los gestos y las palabras.

 

 Mañanas de Campo ha y sigue siendo nuestro desvelo. Todos los días y, en especial cada domingo, intentamos trasladar a ustedes, nuestros oyentes, el mejor producto que sale de nuestro torno y de nuestra horneada, para que lo hagan añicos contra el suelo e incorporen esos miles de pedacitos de noticias, de buenas ondas, de alegrías, de editoriales, de opiniones, a su propio pensamiento y sean ustedes mejores alfareros, mejores ciudadanos de una región a la que le falta mucho en lo material, pero le sobra mucho de esperanza y de trabajo…

 

Estoy seguro que en estas 500 ediciones de Mañanas de Campo hemos colaborado –modestamente- a visibilizar una región, a incorporarle pertenencia, y a construir puentes de afecto, de pensamiento y trabajo entre el campo y la ciudad. En síntesis, hemos aprendido –con la ayuda de ustedes, los oyentes- a ser artesanos de la vida…

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