Calle de ilusiones

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

“Cuéntales algo que no sepan sobre mí”. Con esa frase termina su rap, un ojeroso B-Rabbit, interpretado ni más ni menos que por Eminem en la historia de su propia vida, llamada “8 Mile o calle de ilusiones”. La dura historia de vida de uno de los raperos más exitosos de los últimos tiempos, muestra las clásicas bandas formadas en la ciudad de Detroit, entre la carretera 8 mile, que es la divisoria entre el centro de la ciudad -de mayoría negra y pobre - y las clases acomodadas que viven al norte de la carretera.

 

La grieta que existe desde el mismo Real con el Atletic, la antigua y la nueva ciudad de Istambul, las bandas en New York o el peronismo y los otros, es ni más ni menos una historia universal, algo que hagamos lo que hagamos, seguirá existiendo y según el desarrollo de los tiempos, se ampliará o reducirá, solo gracias a la virtud o los defectos que quienes llevan las mayores responsabilidades entreguen.

 

Nuestro personaje, B-Rabbit, es el líder de un lado de la grieta: un tipo blanco, fracasado y pobre, se enfrenta a una banda rica y negra, cuyo líder adinerado y de buen pasar- casualmente- es el mejor rapero, titulo ganado en clásicos enfrentamiento de clubes nocturnos donde las bandas de Detroit, aseguran su poderío en las calles.

 

“Cuéntales algo que no sepan de mi”, es la frase del rap, donde en la mismísima final, B-Rabbit decide como estrategia contar todo sobre su fracasada vida, albergado en una casilla rodante con su madre alcohólica, su padrastro golpeador, sus inútiles y fieles amigos, su novia engañadora y su descendencia alemana cuasi nazi, dejando sin un solo argumento al pasarle el micrófono a quien debía contestarle, quien conocía todas sus debilidades y teniendo esa única condición como fortaleza. Resultado: no supo que decir, con B-Rabbit al desnudo, lo suyo era solo humo.

 

Qué tendría que decir entonces el otro personaje de esta historia? Simple: no me quieren, no les gusta el modelo de fracaso de timba financiera que me impusieron Peña y el fondo monetario. Los dejé sin proyectos, sin sueños, porque nadie, ni el más rico, tiene acceso a un crédito. Les sinceré las tarifas, porque en el mundo los servicios, son caros y difíciles de mantener y porque pertenecemos a ese mundo, donde quienes hoy ganaron las Paso, importaban hasta el gas, porque reventaron el país, porque no produjeron una sola gota de energía y porque encima, dejaron el país destrozado. Es cierto, a nadie le gusta un modelo que no se base en la producción, a tal punto que hubo que poner retenciones nuevamente. Porque la verdad, es que solo un cuarto del país laburante paga impuestos, está en blanco y el otro cuarto que debería hacerlo, son empleados estatales, que de la mano de los sindicatos, pretenden creer que todo el país, debe estar a merced de ellos. Y me olvidaba, gracias a las patéticas y retrasadas leyes laborales, cualquier privado lo único que tiene ganas, es en el mejor de los casos, quedarse sin empleados y hasta en lo posible, salirse del sistema.

 

Por eso, no hay nada mejor que desnudar absolutamente todas las debilidades, todos los errores, todos los fracasos, dejar afuera, todos los lastres de un gabinete y de una política económica, que se olvidó de la clase media.

 

“Cuéntales algo que no sepan de mi” podrá decir el protagonista de esta realidad, porque de vos lo sabemos todo: saliste del gobierno siendo millonaria, vos y tus hijos, estás procesada en varias causas de la justicia, te aliaste con los países más retrasados del planeta tierra, entregaste todas las obras de licitación y no terminaste una sola, tuviste de vicepresidente un tipo que vivía en un médano, llevaste a la Argentina a su máxima expresión de miseria,  abriste la grieta más grande que jamás cerraremos y encima, sos tan patética que perdiste tu mando y no tuviste ni la dignidad de entregársela al presidente entrante. “Cuéntales algo que no sepan de mi”, dejá, de vos lo sabemos todo, ni hace falta, que alguien más lo diga.

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