El último cheque en blanco

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

A veces el horror hace cometer imprudencias, deja que muchas cosas pasen por alto y que hasta el más justo de los reclamos quede sin hacerse, todo justificado en no volver atrás, como si el presente fuera realmente lo buscado, como si el silencio, obrara de un verdadero aval para que todo sea asentido.

 

Ese es el cheque en blanco que el campo dejó en manos del gobierno actual, con toda su dirigencia sin saber muy bien cómo obrar, con bases que entre aturdidas por la peor década del sector, fueran el respaldo a todo, inclusive a la más absoluta resignación por un campo que solo puso la cabeza, una y otra vez.

 

Nadie duda que mirar para adelante significa no volver nunca más hacia atrás, pero a partir de ahora, el atrás es el presente también. El campo, su dirigencia, no deberá permitir nunca más este olvido completo que en el nombre del “sacar el país adelante” ha permitido, dándole la espalda en un montón de cuestiones fundamentales para la supervivencia de muchos, que en realidad ya han desaparecido.

 

Las retenciones es sabido que venga quien venga, seguirán siendo el sostén permitido, para un país endeudado hasta el extremo, ya sin supercosecha capaz de salvarlo, pero con economías que se han acostumbrado y difícilmente dejarán, que el impuesto más retrógrado desaparezca, una caja simple, sencilla y sin protesta alguna.

 

No se podrá permitir que el mayor sector productivo de la Argentina, carezca de crédito, que la herramienta financiera que empuja al sector en el mundo, en nuestro país esté ausente, mientras que miles de timberos, juegan con la tasa de la mano de un gobierno que les ha dado canilla libre, casi tanta, como la justicia a los ladrones del Kirchnerato pasado.

 

No es admisible que después de cuatro años, sigamos discutiendo una ley de semillas que estaba clara para todos, más allá de algunos hijos del subsidio, que pretendían que la tecnología no la pague nadie, como si todo fuera gratis, como si todo valiera. De la misma manera, no es posible que en un país donde cada año se seca una mitad y la otra se inunda, estemos de emergencia en emergencia, cuando nuestro peor socio, siempre llega en las ganancias y jamás en las pérdidas para un seguro multiriesgo y compartido, como existe en cualquier país agroexportador que vive de dicho sector.

 

No es posible que aquí no se hable de un estado regulando coberturas en los campos, que todavía se siga pateando la exención de impuestos por fertilización, que no se discuta seriamente la compensación impositiva por dar empleo genuino, que todos sean cargas, que no haya una sola zanahoria para todos estos tipos que día tras días apuestan realmente por nuestro país y no que todo sea para los bancos, los inversionistas y toda la fantasía que durante siglos, fracasó una y mil veces e insistimos con seguir intentando.

 

Por eso yo propongo el adiós al cheque en blanco, que esta patria la tienen que hacer entre todos, no solo el campo que además, hacen fila para denostarlo. Yo quiero un país más justo, uno con dirigentes que dejen de pensar tanto en la política y sus fórmulas y comiencen a pensar más, en sus propios dirigidos.

 

Cuando el campo hizo política, claramente fracasó. Cuando el campo tuvo que hacer de campo, silenció. Tal vez es hora de volver a dar la cara, gobierne, quien gobierne.

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