Se hace camino al andar

Por carlos Bodanza - Mañanas de Campo

El camino fue una referencia constante en la poesía del autor de Campos de Castilla. Camino como concepto del gran viaje, de toda la vida consumida, de la que ha quedado atrás. Caminante, no hay camino, revindica la poesía de Antonio Machado, el camino como presente, recordando ese pasado, pero evitando que nos obsesione, ni él, ni el futuro, a la hora de marcar nuestro destino.

 

La lectura continúa y en esas sonrisas que te hace la vida, mientras me sebo un mate ya lavado rumbo a Dorrego, miro de pasada el cuenta kilómetros y me sorprendo, mientras busco rápidamente el teléfono para dejar eternizados los primeros 200 mil de la chata. “De estos no les puedo echar la culpa a nadie” me digo para mi mismo, mientras repaso mis otros vehículos, nuevos o usados, donde en definitiva nunca llegué a meter esa cantidad en tan poco tiempo.

 

La historia de Cortez sigue sonando en la radio que repasa el tema del poeta, pero con la voz del recientemente desaparecido, “al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar”, tararea el pampeano, nacido en los pagos de Rancul.

 

Me quedo pensando en lo del camino y reconozco interiormente que es una suerte de adicción, la ruta, el mate, el horizonte, los campos, las jornadas, las charlas, los remates –uff cuántos remates- y el repaso se hace eterno, mientras me sorprende al costado de una banquina una pulverizadora preparando la misma y entendiendo que algunos productores no hay alambre que los pare.

 

La temática ya me aburre, cambio de emisora cansado de escuchar hablar del precio de la carne, de la caída histórica en el consumo, que se comió más pollo, que Schiaritti otra vez se queja y que no alcanza ya con bastardear a toda la mesa de la carne, sino que ahora también además de la medida judicial, no deja un micrófono libre sin pegarle al Secretario de Agroindustria.

 

Puteo bajito y vuelvo a la ruta, mientras que el informativo como no cambiando de temática, habla de los millones de toneladas que se esperan cosechar de soja y la espera de la liquidación de los dólares de parte del sector. Me viene a la cabeza la presión que se le mete a los chacareros y por dentro mezclo todo y me digo, “cuánta ruta le hace falta a todos estos gauchos, este que habla de los ganaderos y del peso de faena, mientras que hay tipos que no saben de donde sacar la guita para pagar los cheques que se vencen o el otro que livianamente habla de la cosecha o de cuánto más van a sembrar los que todavía no saben cómo harán para arreglar con el de la estación de servicio que antes que te des vuelta, ya te estará cobrando el gasoil del carro”. Me rio solo, “cuánta ruta les hace falta”, me repito una y otra vez.

 

Quedó la selfie de la “torpedera” y pasó ya el 201 mil, como que la magia se cortó, el mate no da para más y el cruce para bajar en la calle de tierra ya me queda a pocos kilómetros. Miro por el espejo y la tarde me muestra un sol enorme y como tantas veces, la tierra me invita a abrir el vidrio, a bajar la velocidad y respirar “campo”, chusmeando los maíces, las sojas y una pastura que envidio insanamente.

 

Me sorprende lo pegajosa de la melodía y tarareo en la entrada al pasar por la tranquera, “caminante son tus huellas el camino y nada más, caminante, no hay camino se hace camino al andar…”

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