De trogloditas y resignaciones

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Los argentinos, a veces, nos volvemos simples trogloditas egoístas, sin moral alguna. Para muestra sobra un botón. El año pasado volvíamos de Salta un grupo de representantes de cooperativas de nuestra región. Por razones climáticas adversas el avión salió con demoras hacia nuestra escala en Córdoba, donde teníamos el otro vuelo hacia Bahía Blanca. Como en el aeropuerto de la capital cordobesa nos estaban esperando, la azafata anunció que ni bien aterrizara, todos los pasajeros salvo los que estábamos en tránsito, debían quedarse sentados y dejarnos pasar primero. ¿Qué pasó ni bien aterrizamos en Córdoba? Todos se pararon y comenzaron a sacar sus valijas y pertenencias de los compartimientos y atoraron el pasillo. Los que debíamos bajar primeros quedamos rezagados y llegamos 45 minutos más tarde al avión que nos esperaba en pista para proseguir a Bahía Blanca.

 

Un filósofo del siglo pasado, Emanuel Levin, señaló algo maravillosamente sencillo. Precisaba que la moral se funda en una frase de cuatro palabras: “Usted primero, por favor”. No hay una expresión que resuma de manera más extraordinaria la existencia del otro.

 

De manera que cuando señalamos que hay crisis de valores, lo que intentamos decir es que hay crisis en los vínculos, en las relaciones humanas, y que debemos empezar a reconstruir el tejido que se ha empezado a cortar o a agujerearse en distintos lugares.

 

La moral y los valores son una construcción humana y de generación en generación los hemos mantenido para poder sobrevivir. Las leyes, las normas, las reglas y los valores son convenciones que los humanos hemos creado en pos de nuestra preservación. De allí que cuando todos cedemos algo de nosotros, aceptando convivir con ciertos valores, empezamos a recuperar el vínculo.

 

Si aquellos pasajeros del vuelo Salta-Córdoba hubieran cedido un instante su impulso por bajar rápidamente del avión, para dejar pasar a quienes realmente necesitamos abordar el otro vuelo, se cumpliría la consigna de Levin: “Usted primero, por favor”.

 

Se dice que el bien común se forma con aquella parte del bien propio que cada uno resigna. Basta mirar nuestras acciones y las de los demás, para advertir que algo estamos haciendo mal los argentinos y por eso nos va como nos va. Por eso es que todos los días somos protagonistas de una batalla campal en todos los frentes. Vale como reflexión de este domingo.

Escribir comentario

Comentarios: 0