Mirar y mirarnos de otra manera

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

El G-20 se instaló en Argentina y más allá de los resultados de este tipo de reuniones, los argentinos debemos aprender a mirar de otra manera al mundo y que no todos se confabulan para hacernos andar mal, sino que nuestro mal endémico somos nosotros mismos y las diferentes facciones de “ismos” que alimentamos diariamente.

 

Nos guste o no, estamos en la creta de la ola de un tiempo vertiginoso que no sabemos en qué desembocará. Sin embargo, un pensador griego de la época de oro –Heráclito- sentenció: “quien no espera lo inesperado, no lo reconocerá”. La velocidad histórica de nuestra época consiste en que la rapidez para generar situaciones inéditas es formidable. Como si tuviéramos ojos nuevos, todos tenemos que aprender a ver y a mirar. El que se quede quieto no permanecerá en su lugar originario sino que retrocederá y puede quedar rodeado de un paisaje extraño y desconocido…

 

Rolando Araya, un reconocido político costarricense, que se dio cuenta del fracaso de la política, señaló alguna vez que el poder no está en las estructuras sino en la gente y eso se denomina cuántico. Cuando alguien le preguntó la diferencia entre lo mecanicista y lo cuántico, Araya contestó: “Mecanicista es el tren, que se movía a vapor por la Pampa, que cargaba agua, la hervían con un troncos encendidos y el vapor movía al tren. Lo que ahora ocurre es que el tren de alta velocidad se desplaza sobre protones cuánticos, que le permiten de manera aislada, pero en conjunto, mover esos grandes vagones a una velocidad de casi 400 kilómetros por hora. Esa es la historia de la política y de las comunidades”.

 

Lo que infiere Araya es que se pueden hacer revoluciones cuánticas donde nosotros, asociados con otros, podamos mover grandes estructuras. Sin embargo, la clave es entender que somos protones con el otro, con mi prójimo, y no protones aislados que no mueven absolutamente nada. Esta es la nueva lógica que debemos vivir.

 

Durante muchos años nos hemos criado y evolucionado con la lógica mecanicista. Aprendimos, enseñamos, nos organizamos en formas de estructuras políticas mecanicistas, y eso ha quedado perimido, ya no sirve más.

 

La construcción de un modelo cuántico, donde cada uno pone lo suyo, pero pensando y actuando por y con el otro, nos puede servir de mucho para la reconstrucción de la República.

 

El filósofo Martín Buber nos recuerda desde su obra que los seres humanos pecamos por abuso del “Tu” o del “Yo”, sin comprender la verdad enorme de que nuestra existencia palpita con plenitud en el “Entre”. Entre todos podemos hacer algo por nosotros mismos, por nuestra República. Sería bueno comenzar a trabajar juntos en ello.

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