Preocupación en el ámbito científico por el no patentamiento de los descubrimientos médicos

La Fundación SALES, que desde hace más de 40 años está financiando la investigación científica,

se preocupa -como lógica consecuencia- de que esos recursos y logros no se dilapiden. 

No es costumbre en nuestro país patentar los desarrollos científicos. Esa es la que lamamos “La otra fuga de cerebros”.

 

Tres profesores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) – Alberto Díaz, Darío Gabriel Codner y Paulina Becerra – realizaron una investigación por la cual identificaron conocimientos biomédicos de esa universidad pública, apropiados por empresas como Bayer, Isis Pharmaceuticals, Trubion Pharmaceuticals y varias más. Los autores definen el hecho como una “fuga ciega de conocimiento

” o “transferencia ciega de tecnología”, pues fue invisible para la UNQ. También la llaman “drenaje 

de cerebros” o “ inteligencia regalada”.

 

Hace décadas que el conocimiento es un factor principal del crecimiento económico, junto al capital y el trabajo. No obstante, la Argentina se ha caracterizado por no alentarlo ni protegerlo.

  

La investigación sobre la UNQ identificó patentes otorgadas en el exterior, con referencias a artículos científicos provenientes de la UNQ. Previamente seleccionaron una muestra de 14 investigadores calificados de la UNQ, con trabajos biotecnológicos relevantes. Así identificaron 52 familias de patentes (conjunto que tiene un origen común) que citaban artículos científicos de esos investigadores, escritos entre 1999 y 2010. 

 

La investigación les reveló el “desperdicio" de conocimientos que el país no supo utilizar en su beneficio y el “subsidio indirecto” del sector público en favor de empresas extranjeras.  

Es importante distinguir la “fuga de cerebros” que ya señalaba Bernardo Houssay, de esta “otra fuga

” detectada en la UNQ. En la primera, el país expulsor dona el costo de la formación del científico que emigra, pero el país receptor paga su salario, los gastos de investigación y la infraestructura. En la “otra fuga”, en cambio, el país receptor está enteramente subsidiado pues recibe el conocimiento sin erogación alguna. 

 

Aquí la pérdida es muy grande, pues a los costos de formación e investigación locales, hay que sumarle los miles de millones de dólares que dejan de recibir las universidades y empresas cuando se comercializan los conocimientos que regalamos.

  

¿Qué hacer ante esta realidad? Los autores de la investigación sugieren una toma de conciencia por parte de los investigadores, cuya lógica los induce a publicar para ser reconocidos y obtener subsidios; pero publicar y patentar no deberían contraponerse. Subrayan también el rol de las oficinas de transferencia tecnológica, para que las universidades apropien y trasladen sus investigaciones a la industria. 

 

La Fundación SALES, que financia la investigación científica con recursos aportados por miles de donantes individuales, protege los logros de los investigadores: en la actualidad, SALES tiene registradas 19 patentes.. 

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