El abuso de no aprender nada

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Hace unos años, titulé en esta misma columna “No aprendimos nada”, al hablar de las retenciones. Si en el paquete de medidas que anunciará mañana el Gobierno vuelven a aparecer, no sólo no se ha aprendido nada, sino que existe contumacia en la Casa Rosada, es decir, que porfía en mantener un error cometido por gobiernos anteriores.

 

Si el Gobierno borrara con el codo lo que escribió en diciembre de 2015, estará tirando por la borda una nueva oportunidad de hacer algo distinto y superador ante la crisis y volvería al vetusto manual de los políticos trogloditas que escarban en los bolsillos de los sectores productivos genuinos y generadores de divisas para el país, sin ver más allá del horizonte.

 

Para muestra sobra un botón. Desde diciembre de 2015 a la fecha, los hombres y mujeres del campo demostraron que al sacarse el peso de las retenciones pudieron duplicar las hectáreas sembradas, agregar más manejo tecnológico y avanzar en mayores resultados, y ahondar en las rotaciones de cultivos, entre otros beneficios; cumpliendo con el erario público a través del impuesto a las ganancias como corresponde y derramando el producto bruto en grandes regiones del interior del país.

 

El fracaso de la reciente cosecha gruesa por la falta de condiciones climáticas dejó a muchos productores con pérdidas productivas importantes y que en parte fueron compensados por un precio en alza, propio de la oferta y la demanda, y que en breve será invertido en un nuevo ciclo agrícola.

 

Sólo los sectores que no le tienen afecto al campo –sea por envidia o por ignorancia- piden retenciones. También aquellos burócratas y políticos a los que no les gusta pensar ni tampoco salir de la zona de confort en la que viven, se cuelgan de las ubres de la vaca de oro, olvidando que en las buenas y en las malas el productor agropecuario se fue perfeccionando para pasar de simple chacarero a empresario responsable y sustentable.

 

Los Gobiernos, irresponsablemente, nunca han avanzado en el control de gasto público con la firmeza que exigen los momentos. Tampoco se acuerda de las enseñanzas bíblicas del sueño del faraón. Después de las siete vacas gordas, vienen las siete vacas flacas.

 

Hubo un tiempo lejano y otro más cercano y corrupto, en que las vacas gordas en el campo fueron vistas en los Gobiernos como un privilegio. Por consiguiente, se hicieron importantes recortes a los ingresos mediante las retenciones a las exportaciones. Ahora se habla de solidaridad, pero parece que en nuestro país la solidaridad sólo tiene que venir del sector agropecuario. El resto, bien gracias!!!.

 

Ya no sorprende la facilidad y ligereza con que se recurre al uso de las retenciones. Hay que recordar a las autoridades nacionales –y también a las provinciales y municipales- que en el abuso está el pecado. Cuidado con eso de “pan para hoy y hambre para mañana”. Si mañana se cumplen las sospechas de los rumores del fin de semana, preparémonos para futuras campañas granarias sin incentivo y a desgano, porque el más perjudicado va a resultar el productor. Las retenciones son a las exportaciones, pero al que le trasladan ese impuesto distorsivo vía precios es al que produce la tierra. El hilo siempre se corta por lo más fino. Nos volveremos a encontrar con el abuso de no aprender nada.

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