Sin un punto medio, no hay futuro posible

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

“Roban pero hacen” fue alguna vez la bandera del peronismo, un partido político que en algún momento pobló este país y que muchos creyeron que a pesar de que la idea de un Argentino al poder sin corrupción no era posible, el conformarse con esa frase, significaba al menos dejar una gran porción y compartir con el pueblo, los frutos del delito cometido.

 

Claro, el “modus operandi” se fue perfeccionando y el robar, paso a ser directamente la manera de hacer política en un país, donde la justicia, fue y sigue siendo cómplice de los poderes de turno. Lo ocurrido en la década funesta, es el más claro ejemplo de cómo desde los jueces, hasta parte de la sociedad, fueron justificando todo lo justificable y peor aún, parte de esa sociedad, sigue convencida de que el bienestar, es un televisor en cuotas, es el fútbol para todos, es el acto multitudinario pago, es el subsidio eterno y es el estado, padre de todas las cosas.

 

En el otro extremo y disfrazados de impolutos –es generalizar, pero permítanme dudar de casi todo lo que hace política, la actual incluida-, se pretende aleccionar a todo un país de la noche a la mañana, de que el ayer no existe más y que la pobreza, es la realidad de una Argentina, que es solamente potencialmente rica, pero sin infraestructura, sin energía y naufragando en los propios errores de supuestos grandes economistas, que aquí, fracasan en cadena. A todo esto, hay que sumarle un estado gigantesco, una carga política monstruosa – ministros, diputados, asesores, secretarios, subsecretarios, intendentes, gobernadores, directores, subdirectores, delegados, representantes, punteros, etc, etc, etc, etc- todos, sin ninguna idea, de bajar un cargo.

 

No hay equilibrio, no hay un término medio. O si, para ellos, las cosas no cambian, el negocio de hacer política, jamás tiene ajuste, nadie  absolutamente nadie, da el ejemplo a la hora de las reducciones, esa es tarea para el pueblo y preferentemente, para los de más abajo, no sea cosa que quienes transitan la disneylandia de la timba financiera, se asusten y vendan rápidamente lo que apostaron. Y así estamos, aquellos se robaron todo y convencieron a la gente, de que el flan, era para todos. Estos, sacaron el flan, pero además, se olvidaron que si bien no hay más flan para nadie, sería bueno generar las condiciones para que los pocos de muchos que estarían dispuestos a trabajar para obtenerlo, puedan hacerlo. Bueno, esas condiciones, hoy cómo se viene manejando la economía actual, no existen.

 

Resultados: otra vez, hay que sacarle reintegros a sectores, frenar por ahora la quita de retenciones, indirectamente hablar de un reparto de riquezas, porque en definitiva, cuando la justificación es que al mejorar el dólar de lo exportable, mejora el ingreso, se está hablando de lo mismo que hablaban los otros, pero más elegantemente.

 

Eso es lo que somos, un péndulo que va de extremo en extremo y que carece de una política que entienda que hay un lugar medio, donde ellos deben ser los primeros en comenzar por los ajustes. Pero claro, para el negocio de la política, el flan jamás se acaba.

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