Otra vez ruido de fondo

Por Carlos Bodanza - Mañanas de Campo

Tras una semana ruidosa en el mercado ganadero, la trágica historia de la carne vuelve a repetirse. “Fuerte suba de la carne en Liniers” titulan. Nada dice sin embargo, lo ocurrido dos días después con una caída de los mismos valores. La producción en general termina atada a los problemas económicos de la Argentina, siendo siempre la variable de ajuste, los precios sobre la cadena primaria.

 

Hace pocos días atrás el precio del  trigo provocó una fuerte escalada en los valores de la harina y por consecuencia, el impacto en el precio final del pan. Historia repetida, mismas explicaciones y simplemente, el productor termina siendo el culpable. Por ahora, sin consecuencias, pero como están las cosas, quien sabe no?

 

Hablar del sector más perjudicado por industrias intermedias, es hablar del sector lechero: el ejemplo más claro de cómo la presión impositiva, las cadenas intermedias y hasta el supermercadismo, son capaces de erradicar de la faz de la tierra, al propio producto que les da vida. Es sabido que el porcentaje de impuestos en el valor de la leche, ocupa el porcentaje más grande del valor del producto. Sin embargo, el estado puede subsidiar usinas, subsidiar fletes, pero jamás, subsidiará ni al consumidor y mucho, muchísimo menos al productor.

 

Con estos tres alimentos emblemáticos, se resume parte de la historia del fracaso en materia de regulación de mercados, pero no hablando de intervención o regulación de precios, sino haciendo lo que un árbitro debe hacer: exigir el cumplimiento de las reglas de mercado. Por qué? Porque o bien aquí no las hay y si las hubiera, jamás se cumplieron.

 

El estado en la Argentina, asume el rol de protector. Aquí jamás se compite, cualquier indicio de competencia, interna o externa, es borrada de un plumaso. Es más, la única importación realizada hace pocas semanas atrás, fue de hecho desleal: importar soja, cuando la propia exportada, posee retenciones. Una burla más de un Estado que no comprende que rol ocupa.

 

Estados Unidos es uno de los primeros exportadores de alimentos de todo el mundo. Sin embargo, es uno de los mayores importadores de los mismos productos que exporta. Y entonces? Simple, lo que le conviene, lo que moviliza su producción, lo que más divisas le genera, lo exporta. Por el contrario, lo más conveniente, lo que moviliza sus industrias, lo que más abarata sus costos, lo importa. El detalle extra, pasa por una balanza impositiva, donde nadie que exporta es castigado más, de lo que puede adjudicársele a un importador. Nadie en un mundo normal, se perjudica así mismo. En el otro mundo, en el anormal, se luce la Argentina.

 

Por eso la carne sin dudas es el producto más ejemplificativo de lo mal que se pueden hacer las cosas en materias comerciales, con el Estado a la cabeza y con un consumidor que no solo no sabe defenderse desde el consumo, sino que siempre, lo han protegido, perjudicando al que produce.

 

Subió la hacienda y está muy bien, lleva dos años de atraso y varios puntos por debajo de la inflación. Y si sube la carne, habrá que buscar en toda la cadena intermedia, en todos los porcentajes habidos y por haber, que viven de comisiones, de porcentajes, de fletes, desde el que carga, el que vende, el que faena, el que distribuye y claro, el del mostrador. Basta de mirar para atrás y si tienen que subir el precio, que lo suban. El fracaso de políticas económicas en definitiva, no tiene por qué pagarlo el que produce. Para subsidiar está el estado, el riesgo y la inversión en definitiva, es privada.

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