¿La veto o no la veto?

El deshojado de la margarita culminará en pocas horas cuando los senadores se reúnan para tratar el tema de las tarifas de los servicios públicos.

La sesión de hoy, que en caso de llevarse a cabo propone poner fin a unos de los culebrones de estas últimas jornadas, se dará en un clima de tensión, pero también de expectativa. El verdadero fin es demostrar quien tiene más fuerza política y si es posible que Macri se deba enfrentar al veto más importante de su carrera presidencial. 

 

Sin escapar a la realidad por la que transita la Nación, es comprensible la efervescencia en la sociedad por el constante aumento de los precios, la sensación del famoso “costo político” merece ser analizada aunque más no sea por un instante. 

 

Dependiendo de qué sector de la grieta esté ubicado el analista de turno, dirá que la prohibición de la modificación de la Ley es un logro para la oposición o una pérdida para el oficialismo. Y aquí hay que detenerse porque no es tal cual lo explican los politólogos, dado que hay un ejemplo similar en la gestión de Cristina Fernández y que permitirá comprender porque no todo es tan tajante. 

 

Corría mediados de octubre del 2010, parte final de su primer mandato, cuando el Congreso aprobó la ley que garantizaba el 82 por ciento móvil para la jubilación mínima. En tiempo récord llegó el veto y acusó a sectores de la oposición de buscar la quiebra de la Argentina. La ex primera mandataria se refería a lo ocurrido en estos términos "lo que se sancionó es la ley de quiebra del país y no puedo permitir que el Estado quiebre porque tengo una ley que me obliga". En otro tramo de su discurso, Cristina sostuvo que "cuando se sanciona una norma que aumenta los egresos tiene que decirse de dónde viene el financiamiento" y dejó entrever que tras la aprobación de esta ley "hay intereses ocultos. Quieren la quiebra de una empresa que es la Argentina", remarcó y sostuvo que su Gobierno lleva adelante "una administración absolutamente responsable". 

 

¿Parecido a lo de ahora no?. Antes estaba bien y era una medida necesaria para evitar el hundimiento económico de la Argentina, pero ahora es una decisión cruel para continuar asfixiando el bolsillo de la población. Se lo podría denominar doble cara o un término de por ese entonces se borocotizó. 

 

Este recuerdo del archivo sirve para graficar que por más que en la Argentina se esté pensando constantemente en las elecciones y como capitalizar el error del otro, la experiencia indica que en un año no electoral se deben realizar todos los ajustes dolorosos y necesarios porque en el siguiente eso no será posible.   

 

Lo más probable es que si el Presidente utilizara su poder para anular una decisión del Parlamento, se genere una fervorosa polémica que en pocos días dará paso a otro tumultuoso tema que dejará en el olvido y que solo revivirá en pocas ocasiones.

 

El deshojado tal vez termine mañana, pero habrá otra margarita esperando su lugar en el ramo y el 2018 será uno de los más abundantes. ¡Hasta la semana que viene!.

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