Actitud

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Albert Camus –novelista, ensayista, filósofo y periodista francés- escribió que un periodista no debe empobrecer el lenguaje ni maltratar la palabra y mucho menos, dejar de preguntarse por la actitud del hombre ante la vida.

 

Hoy, cuando el desprecio por la verdad, la falta de respeto, el uso de los medios periodísticos y sociales para falsear y difamar con fines perversos es cosa corriente, se revalorizan los conceptos de este escritor nacido en la Argelia francesa.

 

Existe en el aire una mezcla de información real con todo tipo de chatarra informativa cargada de mentiras a sabiendas, que causa intoxicación. Esto nos hace perder la capacidad de discernimiento, de diferenciar entre lo que es real y lo que es inventado. Parece que si no hay noticias hay que inventarlas o crear escándalos y dejar que se reproduzcan.

 

La pregunta es si podemos hacer algo frente a esta universal y local superficialidad dañina. Creo que todo pasa por reivindicar el valor del pensamiento, de estimular su ejercicio, de adiestarnos junto con otros en la capacidad de reconocer y seleccionar la información valiosa y echar al tarro de la basura la inútil, la manipuladora y falsa. Se trata de reaprender a reconocer fuentes fiables de las especulativas, para vencer la pereza intelectual y mantener nuestra atención despierta.

 

Debemos hacer más hábito con la buena lectura y para ello nos tenemos que dar nuestros espacios para reflexionarla. Alguien señaló que se trata de una mayor comunicación con los seres y las situaciones reales que nos rodean y menos conexión con la virtualidad y la digitalización que nos achatan y secuestran.

 

Este ejercicio diario nos dará aire puro en medio de la nube tóxica, y nos permitirá poner en práctica el pensamiento crítico, quizás una de las rica herramientas que poseemos los seres humanos.

 

El modo en que nos vinculemos con la información señalará el camino que hemos decidido tomar, es decir ser sujetos de nuestra vida u objetos manipulables de los intereses de otros. He aquí la diferencia.

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