Corregir el pasado para aprender del futuro

Una lectura rápida del título podría interpretar que algunos vocablos están mal colocados o la idea en sí no se corresponde con el formato de una oración común. Tal vez ese golpe de vista pueda intuir que se esconde algo más detrás del gancho que toda redacción debe tener para cautivar al lector.

La corrección del pasado es imposible en términos prácticos y el aprendizaje del futuro es improbable, puesto que es algo que aún no sucede. Sin embargo hay dos puntos claves que son imprescindibles para comenzar a entender este concepto: reparar y adaptar. Muchas veces uno se lo suele utilizar como sinónimo de otro, aunque son muy distintos. 

 

La idea de volver en el tiempo es una propuesta fantástica que entrega el cine en incontables largometrajes, retornar a un punto específico es una tentación que se puede lograr gracias a la música y permanecer por un tiempo más prolongado en el ayer es posible gracias a un libro, pero para corregir no hay nada, solo reparar. 

 

Esa compensación para miles de argentinos llegó con la concreción del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, una fecha que para muchos toca de pleno al corazón, otorgando un significado único. El rojo en el almanaque fue creado durante el 2002 y es la designación con la que se recuerda el aniversario del golpe cívico-militar de 1976 y todo lo que trajo consigo: el Terrorismo de Estado, los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura y los 30.000 detenidos desaparecidos.

 

El pasado está tatuado en la historia de la Argentina, pero como todo dibujo mal hecho se lo puede mejorar. La recordación de ese tiempo oscuro es una forma de repararlo, mantener permanentemente el homenaje es la perpetuación que le gana al olvido. Y esto que debería ser un hecho que salve a la grieta política instalada, termina por ampliarla gracias a que el kirchnerismo quiso apropiarse de los festejos, tratando de imponer la idea que es de un sector, cuando la realidad marca que es de todos los argentinos. 

 

La intención es tan perjudicial como la que tuvo el gobierno de facto. No hay política ni agrupación que tenga más legitimidad moral para catalogarse como propio este día. Son nimiedades de nuestra política las que nos impiden fortalecer la sociedad. 

 

Adaptarse al futuro es la consecuencia lógica de los adelantos en todos los campos que la humanidad puede controlar, partiendo desde la tecnología con sus constantes mejoras hasta llegar a la transformación que somete a toda sociedad para evolucionar, buscando la salida a un problema. Ya sea un crecimiento en masa o personal, todos sus integrantes deben superar los miedos y prepararse para lo que depare el porvenir. 

 

Y el ejemplo puede reproducirse en tres situaciones bien distintas pero que tienen como hilo conductor que involucra a personas de nuestro distrito. La primera de ellas es la destacable participación que registró Lucas Delgado, quien se quedó en las puertas de la semifinal del Provincial individual de bochas disputado en Mar del Plata, donde cayó ante el local por 15 a 13 y finalizó en el quinto lugar. El bochófilo solense realizó una extraordinaria participación, ratificando que su crecimiento en la disciplina no se ha detenido. 

 

La superposición a la adversidad es también un enfrentamiento a lo desconocido, pero motiva una resolución que puede favorecer o no el rumbo de lo planificado. Así le sucedió al grupo de trabajo que compone el Centro Criollo “El Jagüel”, organizadores de la 5° Fiesta Provincial del Asador y la Tradición y para los cuales el clima les tenía reservado una jornada de frío y precipitaciones. No obstante, el domingo se presentó de manera espléndida y el evento culminó exitosamente. En ocasiones, la espera suele ser el mejor bálsamo. 

 

En el último modelo están los asadores de Bordenave Omar Zubiaur y Sebastián Lasserre, quienes se consagraron campeones en el concurso de asadores de la FISA, alzándose con un premio de 10.000 pesos. En el caso del primero ya lo había ganado el año anterior junto a su hija. La mejora constante, el entusiasmo por repetir grandes actuaciones o conquistar nuevos espacios también es vencer a la incertidumbre.

 

Si bien parece que el pasado fue mejor que lo que vendrá se debe someter a un estricto análisis el presente. Sabemos de dónde venimos y el rumbo a seguir, pero equivocamos el camino que representa el hoy, gracias a que las menudencias dominan a los grandes temas. Para sobreponerse a eso se necesita la hidalguía de los próceres del ayer y la intuición de los que vendrán, aunque por el momento esto sea una hermosa utopía. ¡Hasta la próxima semana!. 

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