Después de la marcha, ¿qué?

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Frente a la marcha ocurrida el miércoles y a medidas de fuerza, habidas y por haber, de algunos sindicatos –sobre todo los bancarios y docentes-, me permito hacer alguna reflexión tomando palabras del emprendedor y tecnólogo argentino Santiago Bilinkis, un pensador como pocos, que conoció y sigue conociendo de cerca los adelantos y paradigmas en los que está enfrascado el mundo de cara al futuro.

 

Bilinkis nos recuerda que “los humanos somos animales de costumbre. Tenemos una enorme capacidad de aprender cosas nuevas, pero también un altísimo apego a aquello que ya aprendimos. Y una vez que algo se nos vuelve hábito, cambiar nos resulta sumamente difícil. Este efecto, es vulgarmente conocido como ‘resistencia al cambio’”.

 

Asimismo, destaca: “Por efecto de la resistencia al cambio, cuando una pregunta nos ‘mueve el piso’ buscamos justificaciones rápidas que nos permitan afirmar que mantener el statu quo es el mejor curso de acción. Si encontramos alguna razón que parezca verosímil, elegimos creer en ella y dar el tema por cerrado. Buena parte del esfuerzo necesario para no resistir los cambios proviene de ser capaces de convivir con la incertidumbre y la angustia que genera mantener ciertas preguntas abiertas”.

 

Más adelante denota Bilinkis: “Callar al mensajero es una decisión inconducente. ‘Desactivar la alarma no apaga el incendio’. Upton Sinclair aseguró hace casi un siglo: ‘Es difícil que una persona entienda algo cuando su sueldo depende de no entenderlo’. Sin embargo, me atrevo a decir que en este caso ocurrirá precisamente al revés: los que no puedan escuchar y cambiar a tiempo perderán antes y con más probabilidad el empleo. Su sueldo, a mediano plazo, depende de lograr entender y adaptarse a las transformaciones que se avecinan”.

 

Alguien dijo que “no se puede frenar un río con la mano”, pues el agua simplemente fluye alrededor. Las medidas de fuerza, las marchas, los aprietes, no pueden frenar el devenir, la marcha de un país, que necesita necesariamente salir de una vez por todas de esta encerrona.

 

Los ciudadanos de este país necesitamos reinventarnos y dejar de lado esta “fórmula del éxito” que deviene de la década de 1940 y que cada vez que se aplica fracasa, porque después de una marcha o de un paro, ¿qué?... ¿Qué cambia? ¿Qué se logra? Nada. Esto es lo que está dejando esta costumbre, esta resistencia al cambio de una dirigencia que desea únicamente conservar su statu quo por encima de la llamada “defensa de los trabajadores”.

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