Diciembre

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Diciembre es el mes en que los trigales visten de oro a la naturaleza. También el de las últimas siembras y el de cosecha. El de evaluación del año transcurrido y el de la esperanza de otro en ciernes.

 

Diciembre es el mes de las Fiestas Navideña y de Año Nuevo, donde la alegría y el encuentro de familiares y amigos se producen en torno a la mesa hogareña o de la parrilla. Allí se desgranan afectos, se tejen proyectos, se recuerda a quienes ya no están.

 

Diciembre es mes de reencuentro con lo espiritual, con la intimidad del ser, y transmitiéndolo al prójimo en gestos, tendiendo puentes solidarios y derribando los muros que, incoherentemente, los hombres levantamos a menudo.

 

Diciembre es mes de agradecimiento. La gratitud es amplia y se extiende en todos los órdenes, para reconocer a quienes nos han hecho un favor o prestado un servicio a lo largo del año.

 

Diciembre es mes tránsito hacia un nuevo año y, por lo tanto, de anhelos, esperanza y planificación.

 

Diciembre es mes de reflexión ante los frutos recibidos, pues el productor vuelve su mirada al surco madre para reencontrarse con el mensaje de la semilla fructificada y caída en tierra fértil.

 

También Diciembre es el mes en que a los Gobiernos les encanta hacer quilombos con reformas que, si bien pueden tener intenciones de acomodar al país, arman tal desbarajuste que dejan una estela de sinsabores en la sociedad. Parecen no haber aprendido de la historia reciente, por ejemplo de la crisis por la 125.

 

También Diciembre es el mes en que las llamadas “organizaciones sociales” les encantan extorsionar a los Gobiernos y a la sociedad en su conjunto,  con el pedido de bono extraordinario de fin de año.

 

También Diciembre es el mes donde los sindicatos y políticos de la oposición buscan la manera de lograr un “río revuelto” para su propia ganancia.

 

En síntesis, he llegado a la conclusión que Diciembre, para los argentinos, no es más que el mes más quilombero del año; es el mes que desgasta el ánimo navideño, porque algunos salen con reformas apuradas y todos quieren platita constante y sonante por medio de la extorsión antes que buscar la verdad y el verdadero espíritu del Nacimiento de Jesús. Sin lugar a dudas, diciembre es un mes en el que los propios argentinos, por nuestra propia formación que tan bien nos pinta la letra del tango “Cambalache”, nos encanta “vivir revolcados en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados”. 

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