Verdades que avergüenzan

Por José Luis Ibaldi – Mañanas de Campo

Hace poco llegó a mis manos un escrito de Eligio Ayala (*), un extraordinario estadista, austero, inteligente, que fue presidente de la hermana república entre 1923 y 1928. En 1915 habla de la decadencia ética en su país y lo plasma de manera tan certera, que posee asombrosa actualidad e incluso traspasa simbólicamente las fronteras y se puede parafrasear para nuestro país.

 

Escribió Eligio Ayala: “Para fabricar salchichas se requieren aptitudes especiales; para ser legislador o ministro el talento y los conocimientos son superfluos. La preparación, el carácter, la honestidad a veces estorban.

 

Valen más ciertas contorsiones y genuflexiones del cuerpo que veinte años de estudios, que la decencia y la probidad. Los que ocupan los puestos públicos creen saber todo, se creen aptos para todo, pierden la conciencia de la propia ineptitud”.

 

Más adelante señala: “No se respeta el mérito, no se desprecia el vicio, nadie se indigna sinceramente contra la injusticia, nadie es justo. Los culpables pierden la conciencia de sus faltas, los hombres virtuosos el pudor, y los partidos su nobleza. Buenos y malos viven en cada partido una camaradería hipócrita, sin sinceridad, sin confianza recíproca, sin gratitud, sin generosidad. El interés los divide y los une y reconcilia sucesivamente.

 

Los enemigos de ayer conspiran juntos, los amigos de hoy se venderán mañana. En vez de partidos se forman círculos esporádicos y convulsivos de pequeños ambiciosos.

 

Los partidos tradicionales, en vez de ser útiles a la patria, utilizan la patria; en vez de servir sanos intereses nacionales en el Gobierno, hacen que el Gobierno les sirva a ellos”.

 

Me quedo con esta dura frase del estadista paraguayo Eligio Ayala, escrita en 1915: “Para fabricar salchichas se requieren aptitudes especiales; para ser legislador o ministro el talento y los conocimientos son superfluos. La preparación, el carácter, la honestidad a veces estorban”. Han pasado 102 años y no sólo resuena en nuestros oídos, sino que sigue teniendo tanta actualidad que avergüenza.

 

(*) Ex presidente de Paraguay

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