Un espíritu para emular

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

La lucidez de los liderazgos no es detectar sólo los malestares de la sociedad, sino responder con capacidad a los desafíos de la transformación de un mundo dominado por el conocimiento y la inteligencia. Lo otro solo engendra tiranos, pobreza y marginalidad.

 

Algo de esto último nos roza a los argentinos; aunque también, a fuerza de ser justos, existen en nuestro país algunos bolsones de liderazgos lúcidos en la sociedad a los que deberíamos emular en sus conocimientos y acciones  inteligentes, por caso quienes conforman la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), que desde hace 25 años, con sus valorados Congresos nos vienen marcando un camino que va más allá de una agricultura sustentable.

 

Además del saber hacer, subyace en la organización y en cada uno de sus miembros el denominado “Espíritu de AAPRESID”, tan bien traducido por el doctor Víctor Trucco, y que aconsejo sea tomado por toda la sociedad, y en especial por muchos dirigentes políticos y sociales para cambiar nuestra Argentina.  Les presento el espíritu de AAPRESID, un espíritu a emular:

  • Ser reflexivos. Ante las dificultades razonar; cambiar si corresponde.
  • Ser generosos. Compartir experiencias.
  • Ser visionarios. Aprovechar las oportunidades, sin miedo al futuro.
  • Tener valores. Cuando no se sabe qué hacer, hacer lo que corresponde.
  • Ser entusiasta. Sentir el orgullo de pertenecer.
  • Tener coraje. Defender la verdad.
  • Tener pasión. Poner entusiasmo al coraje.
  • Comprometerse. Ser personas de acción.
  • Tener visión. Lo único modificable es el futuro.
  • Ser optimistas. Ser parte de la solución y no de los problemas.
  • Ser responsable. Hacerse cargo.
  • Empoderarse. Capacitarse y ser protagonista del propio destino
  • Ser innovador. Tener en cuenta que los paradigmas cambian.
  • Ser solidario. No estamos solos. El éxito individual no alcanza.
  • Ser patriota. Argentina nos necesita.

Los amigos de AAPRESID nos dejan en bandeja y en el momento justo la oportunidad de reiniciarnos para comenzar a construir, con sencillez, la complejidad de la República. ¿Nos sentimos capaces de hacerlo?

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