Diversidad e innovación

Por José Luis Ibaldi - Mañanas de Campo

Hace poco me topé con una frase que señalaba: “Nos encontramos con comodidad entre aquellos que están de acuerdo con nosotros; crecimiento entre aquellos que no lo hacen”.

 

Tal lo que nos pasa en distintos planos de la sociedad o de un país. A veces tenemos miedo de confrontar nuestras ideas con nuestros semejantes, olvidando aquello de que el otro me completa, me complementa. También tenemos temores a lo nuevo. Siempre nos sentimos más seguros en lo conocido y en las rutinas. 

 

En un mundo cada vez más global, la diversidad y la innovación potencia no sólo potencia la generación de ideas más creativas; también permite incursionar en campos inexplorados o que hasta ahora no se nos había ocurrido pensar y actuar. Necesariamente, la diversidad nos abre la puerta a la innovación.

 

Los distintos puntos de vista sobre un mismo tema son como piezas fundamentales del rompecabezas que se desea armar y eso se llama innovación.

 

El sentido de innovar no es mejorar sólo tecnologías, máquinas u otra cuestión sobre algo establecido, sino que consiste en pensar distinto y empezar a crear cosas nuevas y sustentables para los tiempos que vivimos, y cuyo objetivo otorgue beneficios concretos a la sociedad.

 

Vale como ejemplo lo que ocurrió hace más de 40 años y que produjo un cambio de paradigma en nuestra agricultura: la Siembra Directa. Acá hubo mucho de diversidad y de innovación que trajo aparejado beneficios económicos, ambientales y sociales, derivados de tal práctica sustentable. No sólo el productor ahorra combustible y se paró la erosión de los suelos, también permitió una mayor productividad por hectárea con reducción de huella de carbono.

 

Ese pequeño grupo de productores y técnicos, que luego crearon la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), innovaron apostando a una agricultura distinta y lograron superar la resistencia al cambio, dando impulso a nuevas tecnologías.

 

Ellos eliminaron paradigmas y salieron de su zona de confort, aceptaron críticas y reconocieron que estaban equivocados en lo que venían haciendo desde siempre. Cambiaron la cabeza y sacaron lo mejor de sí de cada uno y, sumando su pensamiento crítico, fueron capaces de superarse y hacer superar a sus colegas.

 

A veces, cuando hablamos de reconstruir la República deberíamos abrevar y emular a algunas instituciones y empresas que han encontrado en la diversidad de pensamiento y en la innovación el camino por donde vienen transitando sin perder el rumbo.

 

En definitiva, salgamos de los grupos que nos encorsetan en el pensamiento único y busquemos a otras personas muy distintas a nosotros para conversar y aprender, y quizás por ahí encontremos la solución innovadora o el camino que nos permita lograr un país donde sea posible vivir dignamente y sin grietas.

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